Entra ayuda mientras los gazatíes vuelven a sus devastados hogares
Los primeros camiones con ayuda humanitaria comenzaron ayer a entrar en la Franja de Gaza desde Egipto, mientras miles de familias desplazadas por la fuerza seguían regresando a sus devastados hogares. Sharm el-Sheij acoge hoy la firma del plan de Donald Trump para Gaza.
You have run out of clicks
La ayuda humanitaria empezó a entrar ayer a la Franja de Gaza por Egipto, dando cumplimiento a uno de los puntos del acuerdo para el alto el fuego, que entró en vigor el viernes. Se rompe así el bloqueo casi total que Israel mantenía sobre este territorio palestino y que ha provocado deliberadamente una hambruna y miles de muertos por falta de alimentos, medicinas y material sanitario. Mientras, Hamas e Israel ultimaban el canje de prisioneros acordado y decenas de miles de personas aprovechaban la tregua para volver a sus hogares, de los que no hallan más que ruinas.
Decenas de camiones comenzaron a cruzar la frontera por los cruces de Kerem Abu Salem y Al-Awja, controlados por Israel, aligerando las largas colas de vehículos de hasta cinco kilómetros que aguardaban en la fronteriza zona de Rafah el permiso para entrar.
El canal de televisión egipcio Al-Qahera News, próximo a los servicios de Inteligencia egipcios, indicó que se esperaba que a lo largo del día cruzaran unos 400 camiones cargados de diferentes tipos de suministros a Gaza. El acuerdo fija la entrada de 600 diarios con ayuda operados por la ONU, organizaciones internacionales autorizadas, el sector privado y países donantes.
El sábado por la noche se calculaba que eran más de 500.000 las personas que habían regresado a Ciudad de Gaza tras la entrada en vigor del alto el fuego y la retirada parcial de las tropas sionistas. Ayer seguían llegando exhaustas familias desplazadas a sus viviendas, o a lo que quedaba de ellas, en la capital y en otras ciudades del norte de la Franja.
Hombres, mujeres y niños deambulaban por calles llenas de escombros, buscando lo que queda de sus hogares en Ciudad de Gaza, donde cuadras enteras son ahora toneladas de hormigón amontonado y hierros retorcidos.
«Me paré frente a ella y lloré. Todos mis recuerdos no son más que polvo», se lamentaba Raja Salmi, de 52 años, al encontrar su casa destruida en el barrio de Al-Rimal.
Las excavadoras, mientras, comienzan a limpiar los escombros en la ciudad palestina, donde las autoridades han comenzado a reparar servicios de agua y de electricidad, pese a la devastación generalizada, reabriendo calles y restableciendo tuberías y alcantarillado.
Y de entre los escombros, precisamente, los equipos de rescate recuperaron el sábado 117 cadáveres, 63 de ellos en la capital, asediada por las tropas israelíes hasta el viernes y donde decenas de cuerpos siguen bajo los escombros.
Con ellos y las muertes registradas en las últimas horas son ya al menos 67.806 las personas a las que Israel ha matado desde el 7 de octubre de 2023, entre ellos más de 20.000 niños, según el registro de los hospitales.
CANJE DE PRISIONEROS
En cumplimiento del acuerdo, Hamas e Israel ultimaban ayer los preparativos para el canje de prisioneros previsto para esta mañana, aunque algunas fuentes apuntaban que podría producirse de madrugada.
Hamas concluyó el recuento de los presuntamente 20 israelíes vivos en su poder y tenía previsto reunirse anoche con el Comité Internacional de la Cruz Roja para acordar el mecanismo para su liberación, que se iba a realizar desde tres localizaciones distintas. Después tendrá que entregar a la organización los restantes 28 cadáveres, cuya recuperación parece más complicada.
El régimen sionista excarcelará a 2.000 prisioneros palestinos, cuya lista seguía sin publicar, una vez recupere a sus ciudadanos.
Mientras se ultimaba el canje de prisioneros se avanzaba en los preparativos para la cumbre que acogerá hoy en la ciudad egipcia de Sharm el-Sheij la ceremonia de la firma del plan de paz para Gaza impulsado por EEUU, un evento al que asistirá una treintena de líderes mundiales, incluido Donald Trump, y que, según promete, pondrá fin a más de dos años de brutal ofensiva sobre la Franja.
LA SITUACIÓN DE CISJORDANIA
Fuentes conocedoras de las negociaciones, en contacto con GARA, insisten en que el alto el fuego, el fin de los desplazamientos forzados y de anexión de territorio gazatí suponen un progreso positivo, pero inciden en que para Washington y Tel Aviv la paz en Gaza se centra en el desarme de Hamas, pero en ningún caso aborda la situación de Cisjordania.
Confían estas fuentes en que la cuestión se aborde durante la fase del desarme, que sospechan se realizará por la fuerza en caso de no ser voluntario, lo que podría provocar un nuevo conflicto. Un dirigente de Hamas declaró el sábado de AFP que esa cuestión «no es negociable».
Pero subrayan las fuentes que el verdadero desafío es conectar Gaza con Cisjordania y que llegará el momento, no muy lejano, en el que cualquier avance dependerá de que se retomen las negociaciones sobre el estatus final para Palestina en su conjunto, lo que quizás, remarcan, solo sea posible tras unas nuevas elecciones en Israel.
Estas fuentes creen que Donald Trump y su yerno Jared Kushner, entre otros impulsores del plan que hoy se rubricará en Sharm el-Sheij y del que eso se desprende, consideran que se puede resolver la situación en Gaza sin negociar sobre Cisjordania. Parece evidente que es un error y que no funcionará a largo plazo.
Precisamente el sábado volvieron a registrarse nuevos ataques de colonos israelíes a agricultores palestinos que recogían aceitunas en distintos puntos de Cisjordania coincidiendo con la temporada de cosecha. Ataques que para Hamas responden a un «plan de judaización» y de desplazamiento forzado de los palestinos, como parte de la política del régimen sionista de limpieza étnica y anexión total de Palestina.
«Inside Gaza»: informar bajo ataques
En dos años de genocidio, Israel ha matado en Gaza a al menos 247 periodistas mientras hacían su trabajo, informar de los crímenes que su Ejército estaba cometiendo. Más de los que murieron en las dos guerras mundiales y las de Vietnam, Corea, Afganistán y los Balcanes juntas. Casi todos, palestinos.
El documental “Inside Gaza”, dirigido por la periodista independiente Hélène Lam Trong, cuenta el día a día de los periodistas de AFP atrapados en el territorio palestino durante los primeros meses de la ofensiva. Día tras día, documentan el horror que viven los civiles. «Quería explicar en qué consiste este trabajo, que se realiza sobre todo en el terreno», explicó su directora, que utilizó casi exclusivamente imágenes de AFP, tomadas la mayoría por los periodistas del film.
Las imágenes de niños heridos, de personas sepultadas bajo los escombros o de sudarios forman parte de su cotidianidad, sin que nadie pueda tomar su relevo, ya que ningún periodista extranjero puede entrar en Gaza.
«Son periodistas veteranos de unos 50 años, que saben mantener el rigor en condiciones de extrema urgencia y dureza», señaló Lam Trong, que mantuvo largas entrevistas con ellos después de que lograran salir de Gaza a principios de 2024. Desde entonces, AFP trabaja con colaboradores.
Pero sus palabras e imágenes son puestas en duda por grupos de influencia proisraelíes. Le pasó a Mohammed Abed con la fotografía de un niño muerto envuelto en un sudario y en brazos de su padre. Dijeron que era una muñeca y medios occidentales le exigieron pruebas. «Pocas veces se ha visto tanto cuestionamiento de la información difundida por periodistas experimentados -dijo Lam Trong-. Los periodistas palestinos se enfrentan al máximo grado de desconfianza en relación a los medios de comunicación».
La selección de imágenes fue minuciosa, y la directora hizo otra criba para eliminar las secuencias más impactantes, aunque la película contiene algunas. Lo que mostramos está «muy por debajo de la realidad», insistió.
«El objetivo de la película es plantearse preguntas sobre el papel de los periodistas», amenazados sobre todo en Gaza, donde la prensa es blanco de ataques, declaró Yann Ollivier, productor. «Espero que quienes se permiten afirmar que no hay periodistas en Gaza se vean obligados, tras ver esta película, a reconocer que sí los hay y que su ética es hacer periodismo factual», afirmó. GARA