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Compromiso(s) con Palestina «porque nada es suficiente y todo es necesario»

El Palacio Miramar ha acogido la presentación del manifiesto ‘Palestinarekin bat-Konpromiso bat’ de la iniciativa popular Gernika-Palestina. Allí se han escuchado multitud de testimonios, algunos llegados desde Gaza y se ha abogado por dar sentido con compromisos concretos a las buenas palabras.

Acto de Gernika-Palestina en el Palacio Miramar, con amplia presencia de agentes de diversos ámbitos de la sociedad vasca. (Andoni CANELLADA | FOKU)

La mañana lluviosa dejaba ver una bahía de la Concha de tonos grises, con neblina, de fútbol playero sobre la arena y pequeños veleros surcando las aguas, una vista espectacular antes de la presentación de una iniciativa muy particular. Un rincón de belleza en la costa vasca, donde no se olvida que hay otra costa, en el mediterráneo oriental, de una franja de territorio de 365 kilómetros cuadrados donde más de 2 millones de personas luchan por sobrevivir, donde, de hecho, vivir es el acto último de resistencia.

El Palacio Miramar ha acogido este sábado, además de la presentación del manifiesto ‘Palestinarekin bat-Konpromiso bat’ de la iniciativa popular Gernika-Palestina, multitud de testimonios, algunos llegados desde las entrañas de la martirizada Gaza. También otros como el de Saif Abukeshek, coordinador europeo de la Global Summud Flotilla que intentó –«y volveremos a intentar»– romper el bloqueo naval israelí o el de Bárbara Ruiz, responsable de UNRWA Euskadi, o la de quienes desde diferentes ámbitos de la sociedad vasca (rectorado de EHU, Fundación Athletic Club, Ayuntamiento de Donostia o Yala Nafarroa) dan sentido con hechos a las buenas palabras y ofrecen lecciones de compromisos concretos, de una solidaridad que se puede coger con la mano. Y de la que se puede y se debe aprender.

La jornada ha arrancado con el testimonio de dos gazatíes cuya voz ha sido la voz de sus familias, de quienes no pueden hablar directamente al mundo. Sus sentidas palabras han sacudido al auditorio. Han hablado de un alto el fuego que no ha parado la limpieza étnica, que se ha intensificado, particularmente en la Cisjordania ocupada, que ha trazado una línea amarilla en Gaza, partiendo la franja en tres partes y confinando a la población en 180 kilómetros cuadrados. Una línea que atrapa a cientos de miles de palestinos, que los deja sin tierras agrícolas. Intentar cruzarla supone ser tiroteado, aunque intenten volver a la que una vez fue su casa para ver si sigue en pie.

La limpieza étnica sigue en un territorio con un sistema de salud colapsado, donde conseguir comida que no esté caducada es extremadamente caro, que no tiene agua potable, donde se bañan en el mar, donde no entran tiendas de campaña ni materiales para la reconstrucción, donde a falta de leña queman plástico para calentarse y cocinar. Un pueblo que está siendo llevado más allá de los límites de lo humano, pero que no pide que se tenga pena por ellos. Un pueblo que no ha perdido la esperanza y para el que vivir es un acto de rebeldía.

Así las cosas, en este contexto de aceleración de la limpieza étnica, entre anuncios de acuerdos y negociaciones de paz que no han traído cambios sustanciales ni han puesto freno al genocidio, y que pueden tener potencial desmovilizador, es el momento de incrementar el apoyo y de materializarlo en iniciativas concretas. De darle forma de nuevos compromisos a ese apoyo. Como reza el manifiesto que ha presentado la iniciativa Gernika-Palestina y han apoyado multitud de agentes políticos e institucionales –allí ha estado también Ane Urkiri, directora de NAIZ–, y a título individual por otras muchas personas, «en Euskal Herria debemos asumir, organizar y difundir compromisos que sirvan de ejemplo: Compromiso para proteger a Palestina y dar pasos en la solidaridad activa (en el ámbito económico y humanitario). Compromiso para proteger a Palestina, romper relaciones con los genocidas y, en general, incorporar un código ético en nuestras prácticas. Compromiso para exigir el respeto y la aplicación del derecho internacional».

Palestina es un espejo para la humanidad, que ha puesto a prueba a todo el mundo. La presión popular que tanto daño ha hecho a Israel puede desgastarse si cunde esa falsa idea de que «no hay problema porque todo se está negociado», si no se apunta a la ocupación militar y al deseo sionista de hacer desaparecer a los palestinos a fuego lento. Como ayer dijo una representante palestina, «no queda otra que seguir». Quizás no puedas ir contra todo el mundo todo el rato, quizá el desgaste sea natural, pero el pueblo palestino seguirá viviendo y luchando.

Para parar el genocidio, como han transmitido en Donostia las voces palestinas, «nada es suficiente, pero todo es necesario». A eso quiere responder, prácticamente, el llamamiento que se ha hecho desde el Palacio Miramar a los hijos y las hijas de Gernika, a toda Euskal Herria.