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Limo de la Ría, caracoles, árboles y una Tierra en crisis, dentro del corazón de titanio

Dos años ha costado crear ‘Artes de la Tierra’, la exposición temática comisariada por Manuel Cirauqui que, desde este jueves hasta el 3 de mayo de 2026, ocupa la segunda planta del museo Guggenheim de Bilbo. La última exposición del año es puramente orgánica, naturaleza en vivo... y en crisis.

‘Granos del Paraíso’, (Grains of Paradise), obra de Sumayya Valley. (Monika DEL VALLE | FOKU)

Jimmy Pijpundja, artista de la nación Milingimbi de Australia, pinta sobre corteza de árbol visiones míticas e íntimamente ligadas a su bioma nativo. La artista rumana Ana Lupas, la catalana Fina Miralles o la cubana Ana Mendieta hacen esculturas de arena, sustrato o paja.

El artista conceptual Hans Haacke era famoso por sus esculturas vivas. El visitante se encuentra con un montículo de hierba junto al que se puede ver en la instalación ‘Root Sequence (copse)’, de Asad Raza, artista pakistaní-americano que reúne 26 árboles de múltiples especies locales que serán replantadas en Euskal Herria tras la exposición.

Esto es parte de ‘Artes de la Tierra’, la gran exposición con la que cierra este año el Museo Guggenheim de Bilbo y que reúne en la segunda planta de la pinacoteca bilbaina trabajos de 40 artistas de culturas, procedencias y generaciones diferentes, entre los que se encuentran nombres como Giovanni Anselmo, Joseph Beuys, Heidi Bucher, Agustín Ibarrola, Richard Long, Ana Mendieta, Fina Miralles, Asier Mendizabal, Delc y Morelos, Mar de Dios, Frederick Ebenezer Okai, Gabriel Orozco, Asad Raza, Michelle Stuart, Meg Webster o Héctor Zamora.

Arte, crisis y tierra

Se han reunido obras de arte desde el siglo pasado a la actualidad, incluyendo medios como la escultura, la instalación, el dibujo o la performance. «Esta exposición tiene como objeto documentar las transformaciones en las prácticas artísticas en las últimas seis décadas, en una historia que habla de crisis climática, del progresivo estado de ansiedad y enloquecimiento por los problemas que este planeta tiene y que es, en sí mismo, un ser vivo», ha explicado su comisario, Manuel Cirauqui. 

¿Cómo ve y cómo lee el arte contemporáneo la crisis medioambiental de creciente escala en la que estamos inmersos?, es la pregunta que surge. Y a lo que los artistas han regresado, para encontrar respuestas, es a los materiales: materiales naturales como la madera, el barro o la tierra. 

‘Construir’ esta exposición no ha debido de ser fácil: «Hay obras realizadas con materiales húmedos (durante el montaje les llamábamos las zonas húmedas) y el control de los hongos y de las cosas o humedades que podrían entrar en el sistema de ventilación fueron todo desafío. Hasta ha aparecido algún caracol, pero lo hemos dejado. El objetivo era proteger el espacio del museo, pero hacerlo de modo que no sea antiséptico», apunta Cirauqui.

Hay auténticas curiosidades: las galerías 206 y 207, por ejemplo, están en un régimen especial de luz, temperatura y humedad para poder acoger a las especies vivas y garantizar su bienestar.

Hay esculturas hechas con limo de la ría del Nervión (David Bestué), cerámicas realizadas con lodos de Bizkaia (Mar de Dios). Paisajes abstractos de Asunción Molinos Gordo, realizados con mezcla de lana de todas las razas de oveja de la Península ibérica, o composiciones hechas con biodiversidad amazónica (Susana Mejía) o tejidos de la comunidad de las mujeres wichi del Gran Chaco argentino. 

El sábado 6 se ‘activará’ el ‘Árbol de los deseos para Bilbao’ de Yoko Ono y, a partir de ahí, habrá un ciclo de música, performances, encuentros con los artistas y hasta salidas a la naturales.