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Iruñea

Una patronal que no quiere y un Gobierno que no obliga

Los sindicatos vascos advierten de la posición «intransigente» que adopta la patronal ante la poderosa herramienta brindada por la reforma laboral, que abre la puerta a una desregulación soñada por muchos empresarios. Al mismo tiempo, lamentan y denuncian la actitud del Gobierno de Lakua, que más allá de las buenas palabras no hace nada por frenar dicha «intransigencia».

Representantes de Confebask en una reciente rueda de prensa, con su presidente, Miguel Ángel Lujua, en el centro de la imagen. (Marisol RAMIREZ/ARGAZKI PRESS)
Representantes de Confebask en una reciente rueda de prensa, con su presidente, Miguel Ángel Lujua, en el centro de la imagen. (Marisol RAMIREZ/ARGAZKI PRESS)

«Sigue sin duda sorprendiendo que en una situación de extrema gravedad socioeconómica como la que atravesamos, que requiere ante todo de consensos y voluntad de acuerdo para unir esfuerzos, también en el ámbito laboral, haya quien en vez de sentarse a la mesa siquiera a dialogar, fíe toda su estrategia y su discurso al desencuentro y la conflictividad, responsabilizando incluso a quienes al menos intentan acercar posturas de que el bloqueo exista». Son palabras del presidente de Confebask, Miguel Ángel Lujua, escritas el pasado mes de mayo en su blog, en las que acusa a los sindicatos vascos de bloquear cualquier tipo de negociación con la patronal.

Una versión de los hechos que, desde luego, contrasta con la aportada por sindicatos como LAB y ELA, que acusan a Confebask de bloquear las negociaciones a la espera del fin de los convenios laborales. El responsable de negociación colectiva de ELA, Joseba Villarreal, se muestra tajante a la hora de asegurar que «lo que pasa es que la patronal utiliza el cuento de la ultractividad para garantizar el bloqueo de la negociación colectiva». En la misma línea, la secretaria de negociación colectiva de LAB, Garbiñe Aranburu, asegura que «la patronal está muy crecida». «Es tanto lo que han conseguido a través de la reforma laboral que no están dispuestos a renunciar», añade.

Ambos representantes sindicales aseguran además que, en realidad, no hay ningún impedimento legal para que se sigan aplicando los convenios. «Lo que pasa es que no quieren dar el brazo a torcer y quieren aprovechar esta posición de fuerza para congelar los contenidos de los convenios y profundizar en la reforma», señala Aranburu.

Buenas palabras y poco más desde el Gobierno de Lakua

Frente a esta actitud de la patronal, que los sindicatos califican de «intransigente», resulta inevitable preguntarse sobre la actitud de las instituciones públicas. «Buenas palabras, muchas preocupaciones, pero ninguna política a favor del equilibrio ahora roto entre trabajadores y patronal», señala Villarreal.

Desde LAB, Aranburu se extiende explicando que «aunque la negociación colectiva deba acordarse entre sindicatos y patronal, no es solo cosa de dos». «Al final, el modelo de negociación colectiva que tiene un pueblo tiene que ver con el modelo de relaciones laborales y con el modelo de país», por lo que «la labor de intermediación no se puede limitar a recoger las posiciones de unos y otros y punto, sino que exige, en algunos momentos, presionar para equilibrar la balanza», añade Aranburu, quien ve «poca valentía política» en el Ejecutivo de Lakua, «porque ello supondría enfrentarse frente a frente con la patronal».

«Los empresarios están jugando a corto plazo, a mantener lo de ahora a costa de los puestos de empleo y sin querer entrar en el debate de fondo sobre qué tipo de modelo propio queremos construir», señala Aranburu, quien denuncia que «se está siguiendo el modelo del Estado español». «En la medida en aquí se aplique lo mismo, estaremos cada vez más cerca de los datos macroeconómicos del Estado y ya sabemos cuáles son estos datos», concluye.