El primer ministro francés, Manuel Valls, ha recurrido por tercera vez al artículo 49.3 de la Constitución para saltarse el voto del Parlamento y aprobar definitivamente la reforma laboral. El Ejecutivo francés no tenía la mayoría absoluta necesaria para pasar el trámite en última lectura en la Asamblea de este proyecto de ley.
El citado artículo permite no someter a votación el proyecto pero abre las puertas a la presentación de una moción de censura en 24 horas, algo que previsiblemente no ocurrirá puesto que la oposición de derechas no tiene intención de hacerlo y la izquierda contraria a la reforma no cuenta con un número suficiente de diputados.
Valls ya superó una moción de censura en mayo, cuando el texto se aprobó en primera lectura.
El presidente de la Asamblea, Claude Bartolone, ha indicado que si no se formaliza esa moción de censura antes de mañana a las 16.30, el proyecto de ley, que ha suscitado fuertes protestas en las calles, quedará definitivamente adoptado por el Parlamento.
Valls ha justificado la utilización por tercera vez del artículo 49.3 con este proyecto de ley con el argumento de que la reforma del mercado de trabajo es «una gran reforma de este quinquenio», y además «no hay mayoría alternativa».
«Este es un texto de progreso» que, en primer lugar, «da confianza a los trabajadores y a los empresarios», ha defendido el primer ministro en referencia a uno de los aspectos más criticados de la reforma, la primacía de los acuerdos dentro de la empresa sobre los acuerdos sectoriales.
Los sindicatos que se han opuesto en la calle al proyecto de ley han anunciado que tras las vacaciones de verano volverán a salir a la calle, al entender que esa medida supondrá un mecanismo de presión para rebajar las condiciones laborales.