@zalduariz
BARCELONA

Jordi Turull en manos de la CUP, las claves de una decisión contra el reloj

El portavoz parlamentario de la CUP, Carles Riera, ha recordado esta mañana que, si el Consell Polític de la formación no decide otra cosa esta tarde, la posición sigue siendo la de abstenerse, algo que impediría investir a Jordi Turull como president en el pleno que se celebrará a partir de las 17.00.

Jordi Turull, sentado en su escaño en el Parlament, el pasado 1 de marzo. (Lluís GENE/AFP)
Jordi Turull, sentado en su escaño en el Parlament, el pasado 1 de marzo. (Lluís GENE/AFP)

Las prisas no congenian bien con la CUP. Van en contra de su ADN y generan una profunda incomodidad entre sus bases. Un malestar que se multiplica cuando el dilema es investir president a una figura como Jordi Turull sin un horizonte claro, en nombre de una confrontación inmediata con el Estado que puede durar lo que tarde Llarena en encarcelarlo. Sea cual sea la decisión final de la izquierda independentista catalana, no será fácil estar hoy en el pellejo de sus cuatro diputados en el momento de votar.

Aunque la decisión final se tomará en el Consell Polític que se celebrará a partir de las 15.00 –contará con la participación del Grup d’Acció Parlamentària (GAP), en el que están representadas otras organizaciones que participan en la candidatura al Parlament–, la CUP ha abierto una ronda de consultas entre su militancia, trasladando dos argumentarios: uno a favor de la investidura y otro en contra.

Según recoge ‘Vilaweb’, el primer argumentario pasa por considerar la investidura de Turull, que podría ser encarcelado mañana, como un «acto de confrontación con el Estado que da dimensión política a la acción antirrepresiva». La posibilidad de que Llarena lo mande mañana a Estremera, además, es leída como una opción para «aumentar significativamente el nivel de conflicto y movilización en las calles, emplazando a JxCat y ERC a asumir el nivel más alto de compromiso republicano».

El segundo argumentario, siempre según ‘Vilaweb’, recuerda que ni JxCat ni ERC han mostrado una «voluntad de ruptura» y considera que «no hay nuevos elementos que hagan modificar la decisión tomada» en la última asamblea general, en la que se aprobó que si «el resto de candidaturas llamadas independentistas no priorizan la materialización de la independencia, sino que priorizan combatir los efectos del 155 (…), el grupo parlamentario de la unidad popular debería optar por una táctica de boicot respecto a todas aquellas acciones del Parlament que no vayan en la línea de la materialización de la República».

La mochila de Turull

En el ánimo de la CUP pesa, asimismo, el recuerdo del pasado de Turull, ejemplar paradigmático de lo que el periodista Enric Juliana ha bautizado con éxito –condicionando las negociaciones entre partidos independentistas– como «gen convergente». Ni Puigdemont ni Sànchez tenían un perfil partidista tan marcado ni una mochila tan pesada.

Basten tres ejemplos: Turull fue la punta de lanza parlamentaria de CiU contra el gobierno del Tripartit; acompañó en más de una ocasión a los juzgados, como muestra de apoyo, al tesorero del partido, Daniel Osácar, hoy condenado por la financiación ilegal de Convergència en el Caso Palau; y realizó una de las declaraciones judiciales más duras ante la Audiencia Nacional española contra los imputados por rodear el Parlament en junio de 2011, al calor del 15M.

Frente a esta realidad emerge la figura de Turull también como miembro de la hornada más independentista de Convergència, pieza clave en el giro del partido en los últimos años. También destaca, arguyen sus defensores, el hecho de que haya dado un paso al frente en un momento en el que priman los pasos atrás en nombre de las estrategias de defensa personales. Opciones lícitas que, sin embargo, están lastrando la acción de los partidos soberanistas mayoritarios.

La decisión, complicada sea cual sea, entre las 15.00 y las 17.00 de hoy.