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La OMS advierte de la deficiente situación sanitaria en las cárceles europeas

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un informe sobre las prisiones en Europa en el que, tras analizar los sistemas de salud penitenciarios de 39 países, entre ellos los estados español y francés, ha alertado de la mala situación que se vive en las cárceles y advierte de que ignorar la salud de los presos tendrá un «alto coste» en el futuro.

Imagen de la cárcel de Zaballa, en Iruña Oka. (Juanan RUIZ I FOKU)
Imagen de la cárcel de Zaballa, en Iruña Oka. (Juanan RUIZ I FOKU)

Según la agencia de las Naciones Unidas especializada en gestionar políticas de prevención, promoción e intervención sanitaria a nivel mundial, el estudio pone de manifiesto que el estado general de los sistemas de monitorización y vigilancia de la salud en las cárceles europeas es deficiente, así como la situación sanitaria en ellas. «Solo tenemos datos de 39 países, pero los que tenemos indican una enorme diferencia en la salud general de las personas que están en prisión en comparación con las que no lo están», expone en una nota remitida a los medios la gerente del Programa de Alcohol y Drogas Ilícitas en la Oficina Regional de la OMS para Europa, Carina Ferreira-Borges.

«Una sentencia de prisión le quita la libertad a una persona, pero no debería también quitarles su salud y su derecho a la misma», ha señalado por su parte el director de la División de Enfermedades No Transmisibles y Promoción de la Salud en la Oficina Regional de la OMS para Europa, Bente Mikkelsen, tras recordar que las cárceles, si se quiere, tienen la oportunidad de ofrecer intervenciones y tratamientos preventivos, así como de reducción de riesgos a una población que anteriormente podría no haber tenido, o tenido acceso limitado, a la atención médica y a un estilo de vida saludable.

«La población carcelaria, con su carga desproporcionada de enfermedades, no se puede olvidar en la búsqueda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas por parte de la OMS. Para lograr una cobertura sanitaria universal y una mejor salud y bienestar para todos es vital que las cárceles se vean como una oportunidad para cambiar los estilos de vida y garantizar que nadie se quede atrás», ha apostillado.

Entre la prisión y la libertad

La situación, además, no es solo mala dentro de las prisiones, ya que también se vive un momento crítico cuando muchas de las las personas presas abandonan la cárcel. Así, se estima que si seis millones de personas son encarceladas cada año en la región europea de la OMS, una vez son puestas en libertad las tasas de reincidencia y regreso a prisión son altas. En este sentido, el informe alerta de que ese momento que se vive entre la prisión y la libertad a menudo conduce a una atención médica «desarticulada e ineficaz» para las personas implicadas.

«Durante los primeros días de la liberación de una persona aumenta el riesgo de suicidio, autolesiones y sobredosis de drogas. Esto significa que la continuidad de la atención durante esta transición es crítica. Las brechas en la atención durante este período tienen implicaciones negativas significativas para la salud pública y pueden limitar la capacidad de un país para abordar las desigualdades», advierten desde la OME.