NAIZ

Cristina Iglesias, Premio Nacional español de Arte Gráfico 2019

La escultora y grabadora Cristina Iglesias ha sido reconocida este jueves con el Premio Nacional español de Arte Gráfico 2019, con el que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando reconoce una trayectoria significativa.

Cristina Iglesias, junto al alcalde de Donostia Eneko Goia, en una visita realizada a la isla. (Jagoba MANTEROLA / FOKU)
Cristina Iglesias, junto al alcalde de Donostia Eneko Goia, en una visita realizada a la isla. (Jagoba MANTEROLA / FOKU)

De Cristina Iglesias (Donostia, 1956), el jurado ha destacado «su continua y singular tarea de investigación e implicación con los procesos y avances de expresión gráfica, desarrollados en paralelo a su obra escultórica durante su extensa trayectoria artística».

La escultora está embarcada en el proyecto artístico que está llevando a cabo en la Isla Santa Clara de la capital guipuzcoana, concretamente, en el faro. Esta iniciativa avalada por el consistorio ha creado polémica en la ciudad.

Formada Ciencias Químicas en la Universidad del País Vasco, su inclinación por el arte le llevó hasta la Escuela de Arte de Chelsea, entre 1980 y 1982, periodo en el que se centró en la escultura. Con una beca Fullbright continuó su formación en el Pratt Institute de Nueva York y, posteriormente, ejerció como docente en la academia Bildenden Künste de Munich. Ha participado en dos ocasiones en la Bienal de Venecia (1986 y 1993), además de participar en numerosos certámenes artísticos internacionales.

Su trabajo le hizo ganadora del Premio Nacional español de Artes Plásticas en 1999, y en 2015 recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

Considerada por la crítica como «el prototipo de una nueva generación de artistas españoles» por sus trabajos realizados en madera, su obra está expuesta en lugares públicos de todo el mundo y en museos como el MoMA de Nueva York, la Tate de Londres o el Pompidou de París.
Una de sus piezas más conocidas es ‘Portón-pasaje’, las enormes y espectaculares puertas que construyó para la nueva entrada del Museo del Prado tras la remodelación de Rafael Moneo en 2007.

Formadas por una serie de planchas móviles en bronce patinado inspiradas en el mundo vegetal, las puertas tienen 6 metros de altura y pesan 22 toneladas. Se abren cada dos horas en una posición diferentes y forman en sí mismas, un espectáculo añadido a la visita al Prado.