Isidro Esnaola

El coronavirus, causa o excusa del parón económico

Los datos económicos negativos que se atribuyen a la expansión mundial del coronavirus esbozan un futuro negro para la economía mundial. No obstante, esos mismo datos dejan entrever también la fragilidad de la globalización sobre la que se asienta nuestra economía.

Gruas paradas en Los Ángeles, el mayor puerto de containers de EE UU (Foto: MARIO TAMA | AFP
Gruas paradas en Los Ángeles, el mayor puerto de containers de EE UU (Foto: MARIO TAMA | AFP

El constante goteo de datos económicos negativos que se atribuyen fundamentalmente a la expansión del coronavirus por todo el orbe dibujan una perspectiva bastante negativa para la economía mundial. No obstante, esas mismas cifras dejan entrever una coyuntura algo más compleja, donde la debilidad previa de las economía de los países ricos, la excesiva dependencia de sectores muy volátiles, como el turismo, y el desplome de las bolsas muestran la falta de consistencia de la globalización económica. En este contexto, el coronavirus no deja de ser un factor más.

Las exportaciones chinas

China ha hecho públicos los datos de exportaciones e importaciones de los dos primeros meses de este año. El comercio internacional de la segunda economía mundial cayó en los dos primeros meses del año un 9,6 % con respecto al año pasado.

Los datos divulgados hoy por la Administración General de Aduanas muestran que en enero y febrero los intercambios comerciales de China con el resto del mundo se situaron en 4,12 billones de yuanes (equivalentes a 526.558 millones de euros). Así, las exportaciones descendieron un 15,9 % interanual hasta los 2,04 billones de yuanes (260.725 millones de euros), mientras que las importaciones bajaron un 2,4 % hasta los 2,08 billones de yuanes (265.837 millones de euros), lo que arrojó un déficit comercial de 42.590 millones de yuanes (5.443 millones de euros).

La pronunciada caída de las exportaciones y el más moderado descenso de las importaciones apuntan a que este descenso se debe, al menos en parte, al parón al que el país asiático se ha visto sometido a consecuencia de las medidas de prevención y control de la epidemia de coronavirus.

El desigual comportamiento del comercio chino por regiones mundiales

Esta reducción de las exportaciones de la fábrica del mundo no se reparte de manera homogénea. A pesar de la caída aumentaron los intercambios comerciales con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por su acrónimo inglés), el primer socio comercial de China, que crecieron un 2 % interanual y suponen un 14,4 % del total del comercio exterior chino. También subió (un 1,8 %) el intercambio con los países participantes en el macroproyecto internacional chino de infraestructuras y comercio conocido como las Nuevas Rutas de la Seda.

Sin embargo, el comercio con el resto de mayores socios comerciales, como la Unión Europea, EE UU y Japón (segundo, tercer y cuarto en volumen de intercambios, respectivamente) se redujo: un 14,2 % en el caso de la UE y un 15,3 % en el de Japón. En el caso de los intercambios con EE UU, país con el que China mantiene una guerra comercial desde marzo de 2018, se redujeron en un 19,6 %, con un descenso de las ventas a ese país del 26,5 %, y un incremento de las compras de productos estadounidenses del 4,3 %.

Esta desigual distribución de la caída en las ventas exteriores de productos chinos posiblemente apunte a otro factor más allá del coronavirus: la fragilidad de las economías europea, nipona y estadounidense.

El negocio turístico

Por otra parte, el temor al contagio por el coronavirus ha provocado un importante impacto en el turismo mundial. La caída de las reservas para las vacaciones de Semana Santa hace peligrar en torno a un 15 % de la facturación anual del sector, que está observando también un descenso «significativo» de las prerreservas para el verano, han señalado a la agencia Efe fuentes del sector turístico del Estado español.

Las anulaciones de las reservas son prácticamente totales para los destinos más afectados, como el norte de Italia, en tanto que ha crecido el interés de los viajeros por el Caribe. Por otra parte, las entradas de turistas internacionales «ha caído» y están al 20 % de sus niveles habituales en esta época del año, especialmente los procedentes de Asia (China, Corea del Sur, Malasia y Singapur, sobre todo) pero también las de Latinoamérica. El elevado número de cancelaciones ha llevado a los mayoristas a permitir a los turistas cancelaciones o cambios de destino sin costes.

El impacto económico de este descenso es difícil de calibrar. No obstante, considerando que el sector turístico es fuertemente estacional, lo que hace que genere en torno al 70 % de sus ingresos anuales con la campaña de verano, entre junio y octubre, alrededor de un 15 % en Semana Santa y el 15 % restante, en fines de semana y puentes, la reducción en el número de visitas y las cancelaciones pueden provocar un importante golpe a la economía del Estado. Las repercusiones en Euskal Herria también serán importantes por la creciente peso de este sector en el conjunto de la economía vasca.

El tobogan bursátil

Los datos económicos negativos aumentan y la incertidumbre se extiende entre los agentes económicos, lo que ha provocado importantes pérdidas en las bolsas de todo el mundo. En las dos últimas semanas el Ibex 35 ha sumado una caída superior al 15 %. Todos los valores del índice han tenido un comportamiento negativo. Caídas superiores al 10 % también se ha registrado en el resto de bolsas europeas y mundiales en los últimos quince días.

Ni siquiera la intervención de la reserva Federal de EE UU bajando los tipos de interés ha conseguido frenar las pérdidas. En la eurozona, el Banco Central Europeo (BCE), sin margen para bajar los tipos de interés, ha instado a las entidades a incluir en sus planes de contingencia los potenciales riesgos de una pandemia y las medidas para abordarla con el fin de minimizar los efectos adversos de la propagación del coronavirus, incluyendo una evaluación «urgente» sobre la posible implantación del teletrabajo y la sostenibilidad de las operaciones.

Sin embargo, la implantación del teletrabajo es algo de difícil aplicación de manera urgente y generalizada debido a la escasa experiencia y ausencia de medios. No es algo que se pueda improvisar. Según los datos de Eurostat en el Estado solo el 4,3 % de los ocupados trabajaba habitualmente desde casa, frente al 5,2 % de la media europea y por debajo de las tasas de países del entorno como Alemania (5 %), Portugal (6,1 %) y Francia (6,6 %).

El coronavirus está dejando en evidencia la fragilidad de la globalización y la ficticia superación de la crisis económica que padecemos desde 2008.