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La biomasa juvenil de anchoa en el Golfo de Bizkaia avanza una campaña sin riesgo

La biomasa juvenil de anchoa se mantiene en «niveles sostenibles y saludables», por lo que «no se detecta un escenario de riesgo» para la campaña de pesca del próximo año, según los resultados de la campaña científica Juvena 2020.

Anchoa descargada en el puerto de Getaria en la campaña de este año. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)
Anchoa descargada en el puerto de Getaria en la campaña de este año. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)

Durante setiembre se llevó a cabo la campaña científica Juvena, el estudio de seguimiento anual de biomasa de juveniles de anchoa realizado por el centro tecnológico Azti, y los datos recabados confirman el buen estado del recurso anunciado en primavera por Bioman, al situar en 230.000 toneladas la cantidad de ejemplares en aguas del Golfo de Bizkaia.
 
«La estimación de biomasa de este año demuestra que la anchoa se encuentra en niveles saludables. No se detecta un escenario de riesgo para la campaña de pesca del próximo año y las predicciones anticipan un reclutamiento medio-alto en 2021», ha declarado Guillermo Boyra, investigador del área de gestión pesquera sostenible de Azti y responsable de la campaña Juvena.

Este estudio ha ampliado su zona de muestreo hacia el norte, lo que permite una mayor coordinación con otros institutos europeos. Así, los datos recabados se integrarán con la información obtenida en el Mar Céltico y Canal de la Mancha por la campaña Peltic, del Centre for Environment, Fisheries and Aquaculture Science (CEFAS), así como con las cifras que se obtengan en el marco del estudio Iberas, del Instituto Español de Oceanografía y el Instituto Português do Mar e da Atmosfera, en la costa portuguesa.

«De esta forma conseguimos abarcar de forma coordinada toda la anchoa que se extiende en el suroeste europeo, esto es, desde el Golfo de Cádiz hasta el canal de la Mancha, lo que nos aporta una mejor visión de conjunto», subraya Boyra.

La campaña permite anticipar las fluctuaciones interanuales en la abundancia de la anchoa para avisar a la industria pesquera y adoptar medidas con antelación.  «Conocer cuántos juveniles de anchoa hay en otoño hace posible anticipar cuántos ejemplares llegarán a adultos en la primavera y verano siguientes, período en el que tiene lugar la reproducción y se produce la pesca», explica el investigador de Azti.
 
Boyra defiende que solo con una gestión sostenible es posible garantizar la supervivencia de la especie y el futuro de un sector que «emplea a más de 3.500 personas, entre la actividad pesquera y la industria conservera y alimentaria».