NAIZ

Los Baztanes, la isla pequeña de Petilla

Desde la época medieval quedaron dos porciones del Reino de Navarra en tierras de Aragón con el nombre de Petilla, como si fueran islotes perdidos en el corazón de la intrincada zona montañosa de la comarca de Cinco Villas. Como Peña y Rocaforte en la zona de Zangotza, fue bastión defensivo en la frontera de la Bal d’Onsella ante los musulmanes. Emplazado igualmente en un alto a 842 metros, el núcleo poblacional de este municipio se encuentra en el enclave más grande y escabroso, mientras que el pequeño, los Baztanes, se encuentra aislado más al sur, donde no existe vida permanente.

Importante patrimonio histórico

Petilla se encuentra en un territorio con un importante patrimonio histórico del viejo reino vascón, con poblaciones fortificadas. En esta ocasión nos centraremos en cuatro propuestas cercanas a Petilla.

El islote de Baztanes se encuentra al sur de la sierra de Selva, que cierra el principal enclave por esta vertiente, cuyas laderas se difuminan hacia las soleadas tierras de la comarca baja de Cinco Villas, al encuentro del río Ebro. Para llegar a este lugar hemos de llegar a Sos desde Zangotza y continuar por la carretera de Uncastillo por el lomo de un largo cordal con alturas entre los 800 y 1000 metros, con pintorescas vistas hacia el Pirineo de Jacetania, entre Peña Forca y Collarada.

Este recorrido se encuentra jalonado de un continuado parque eólico hasta situarnos cerca de la sierra de Selva, lugar donde hemos de prestar atención para dejar el coche. En el momento que la carretera incia el descenso hacia Uncastillo, estaremos ante un cartel que indica “Uncastillo 10 kms.” y en el lado contrario “Sos 13 kms.” Aquí se encuentra el desvío de un carretil de tierra que lleva al corazón de Baztanes, por el que regresaremos. Amplio aparcamiento con un cartel “Comunidad Foral de Navarra–Monte Baztanes”.

En dirección a Sos

Los primeros pasos los haremos por la carretera en dirección a Sos, hasta la altura del desvío a la derecha de una pista de grava que lleva a Petilla, cinco minutos más tarde. Por la izquierda, una borrosa pista nos llevará por el flanco de un cordal entre campos de cereal, encinas y robles pubescentes al corral de Puiladrones, situado en el borde del campo. Poco después estaremos junto la cumbre de Puig Cruceta (952 m.), desde donde veremos al final del cordal el Puig Perero. Las vistas se abren hacia las sierras de Sos y Peña y montes de Uncastillo y Castilliscar.

El recorrido mantiene la altura de un cordal de suaves lomas que establecen los límites de Nafarroa con Aragón. En algunos tramos seguiremos por una pista de tierra proveniente de la carretera de Sos, dejando al paso los corrales del Curandero, seguido de un desvío que baja al corral de Vitorino, para una vez sobrepasado el corral de Mellao, abandonar finalmente la pista para alcanzar el Puig Perero (928 metros).

De la cumbre, el itinerario pierde altura hacia la vaguada del citado barranco hasta encontrar un pista que nos llevará a otra bordeando una loma donde veremos los restos de los corrales Perico y Pedrín al viejo caserón conocido como casa-torre, con restos de un recinto amurallado, que en otros tiempos más productivos fue centro de la vida social y laboral, con una techumbre en vías de hundirse.

Ermita de San Antonio

Mientras iniciamos el regreso por la pista, a unos doscientos metros otra pista de tierra nos llevará a la cuidada ermita de San Antonio, lugar a donde acuden en romería las gentes de la zona en la fiesta de su titular. En su lado sur queda una gran roca con un foso tallado a modo de tumba, dirigida hacia Oriente, y unos extraños escalones esculpidos.

El regreso lo realizaremos por lugares recoletos siguiendo la pista por el fondo de la vaguada. Entre campos de cereal y otros abandonados, prados para el ganado, bosquetes de encinas, robles pubescentes y quejigos, dejaremos al paso los corrales del Royo y Araitz hasta salir tras una corta subida al aparcamiento donde hemos dejado el coche. De acuerdo con el tiempo disponible recomiendo una visita a Uncastillo, situado a escasos diez kilómetros para visitar su casco antiguo y el castillo.