Xandra  Romero
Nutricionista

Dietas y ciclos de peso

Cada año, y sobre todo cada inicio de año, numerosas personas deciden ponerse a dieta. A menudo son alentados por padres, amigos, profesionales de la salud, entrenadores y medios de comunicación que promueven una imagen delgada y una industria de la dieta que solo en Europa y Estados Unidos tiene una facturación anual de más de 150 mil millones de dólares. La cuestión es: ¿funcionan estas dietas? ¿Por qué cada año hay personas que se plantean lo mismo? ¿Qué repercusiones tiene?

Para hablar de repercusiones y de si las dietas funcionan o no, tenemos que hablar del ‘Weight cycling’ o ‘ciclos de peso’. Este término se utiliza en el campo de la nutrición para referirse a las pérdidas y posteriores recuperaciones de peso corporal que se producen en relación con las dietas de adelgazamiento o restrictivas. Este aumento de peso no intencional que se observa comúnmente en adultos, y que es cada vez más frecuente en adolescentes, a menudo provoca intentos de pérdida de peso intencionales (dietas) seguidos de otra recuperación de peso no intencional; esto es, lo que coloquialmente llamamos ‘efecto yo-yo’.

Este fenómeno, del cambio de peso, es uno de los aspectos terapéuticos más difíciles en el manejo de la obesidad. La mayoría de las personas que padecen obesidad y que buscan tratamiento, han experimentado previamente ciclos de pérdida y recuperación de peso sin haber llegado a poder mantener esas pérdidas logradas. Sin embargo, este fenómeno también es muy común en personas que no conviven con la obesidad pero que buscan aquello del ‘peso ideal’. Estos incluyen adultos jóvenes y mayores, así como niños y adolescentes que se perciben a sí mismos como demasiado ‘gordos’ (debido a presiones de los medios, de los padres y sociales) o atletas en deportes competitivos sensibles al peso.

Es por ello que podemos decir que la mayoría de las dietas o programas de pérdida de peso a menudo no tienen éxito a largo plazo y no son funcionales. En este sentido, la reincidencia en las dietas prepara el escenario para el ciclo de peso que, por lo general, conducen a resultados adversos para la salud.

En primer lugar, según algunas estimaciones, el 80% de las personas que pierden peso lo recuperarán gradualmente para terminar con el mismo peso o incluso más que antes de ponerse a dieta. Además, sendos estudios prospectivos indican que hacer dieta durante la niñez y la adolescencia predice el aumento de peso y la obesidad en el futuro y también existen evidencias de que los ciclos de peso podrían asociarse con algunos trastornos alimentarios.

Asimismo, en las últimas dos décadas, los ciclos de peso se han asociado con una serie de condiciones de salud mórbidas y una mayor mortalidad, habiendo demostrado algunos estudios incluso que las propias variaciones del peso corporal de un individuo a lo largo del tiempo pueden predecir estadísticamente el exceso de riesgo de mortalidad y enfermedad subsiguientes.

En esta línea, algo muy curioso es la evidencia de que algunas de las consecuencias potencialmente negativas para la salud de las dietas repetidas y los ciclos de peso se ven más fácilmente en personas de peso corporal normal que en aquellas que tienen sobrepeso u obesidad. En particular, se han identificado varios factores de riesgo metabólicos y cardiovasculares asociados con los ciclos de peso en individuos de peso normal a partir de estudios transversales y prospectivos, así como de estudios de ciclos de peso inducidos experimentalmente.

Así pues, y a modo de conclusión, parece que a medida que aumenta la prevalencia de los ciclos de peso inducidos por la dieta en nuestra población debido a la lucha social existente entre un entorno obesogénico vs. la presión social de la delgadez extrema, es probable que las dietas y los ciclos de peso se conviertan en problemas de salud pública cada vez más graves. Finalmente, cabe plantearse si las dietas restrictivas podrían, paradójicamente, fomentar exactamente lo contrario de lo que se pretenden conseguir.