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Reforzar el hormigón, el inesperado uso de los posos de café

Un estudio de una universidad australiana desvela que los granos de café usados pueden ser un ingrediente para reforzar el hormigón que se emplea en la construcción. Para ello, los someten a un proceso de pirólisis.

Los posos de café podrían utilizarse para reforzar el hormigón en la construcción, según un estudio.
Los posos de café podrían utilizarse para reforzar el hormigón en la construcción, según un estudio. (AZTI | EUROPA PRESS)

El café es uno de los productos más consumidos a nivel mundial, con usos que van más allá de su disfrute en taza. Desde abono orgánico hasta ingredientes para exfoliantes, sus residuos han sido reutilizados en diversos ámbitos. Ahora, un reciente estudio publicado en ‘Journal of Cleaner Production’ explora su potencial en el sector de la construcción, revelando que los posos de café usados pueden convertirse en un recurso valioso para mejorar la resistencia del hormigón.

Liderado por el investigador Rajeev Roychand de la Universidad RMIT de Melbourne, el estudio titulado ‘Transforming Spent Coffee Grounds into a Valuable Resource for the Enhancemente of Concrete Strength’ analizó cómo los posos de café usados, tras ser sometidos a un proceso de pirólisis a diferentes temperaturas (350º y 500º), pueden integrarse en el hormigón como sustituto parcial de los agregados finos, como la arena.

El equipo utilizó la técnica de la pirólisis para transformar los residuos en biocarbón, un material rico en carbono y altamente poros, evaluando su efecto en las propiedades del hormigón. Según los resultados, el biocarbón producido a 350º mejoró la resistencia a la compresión del hormigón en un 29,3% en comparación con las mezclas convencionales, siempre que no superara el 15% de reemplazo del agregado fino. Sin embargo, cuando los investigadores sometieron los posos de café a una pirólisis de 500º, las partículas de biocarbón resultantes no mostraron la misma fortaleza.

Beneficios ambientales

El estudio destaca que Australia genera aproximadamente 75.000 toneladas de posos de café al año, gran parte de los cuales termina en vertederos, contribuyendo a la emisión de metano, un gas de efecto invernadero que «es 21 veces peor que el CO2 en su potencial de calentamiento global».

Transformar estos desechos en biocarbón no solo reduciría estas emisiones, sino que también fomentaría un modelo de economía circular al aprovechar un residuo abundante para una industria clave, defienden. Además, disminuiría la dependencia de la minería de arena, un recurso finito cuya explotación intensiva tiene impactos ambientales significativos.

Según Roychand, este proyecto no solo ofrece beneficios económicos al generar un mercado comercial para el biocarbón, sino que también genera empleo directo e indirecto en toda la cadena y fomenta una construcción más sostenible.

Aunque el biocarbón demuestra un gran potencial, los investigadores enfatizan que su efectividad dependen de múltiples factores, como las proporciones utilizadas, las condiciones de curado y la temperatura del proceso de pirólisis. También recomiendan realizar pruebas a largo plazo para evaluar la durabilidad y otras propiedades del hormigón enriquecido con biocarbón, como su resistencia a la corrosión y a temperaturas extremas.