«La apuesta que se hizo por la ciencia hace 20 años ha dado muy buen resultado»
El arranque de junio ha sido intenso para Miguel Ángel Arocena, que ha encabezado una expedición a los principales centros de IBM en EEUU. El objetivo, conocer los entresijos del ordenador cuántico más potente de la compañía, el mismo que se va a instalar en Donostia. Atiende a GARA en Manhattan.

Otoño está a la vuelta de la esquina. ¿Cómo están el edificio y las instalaciones que van a acoger el ordenador cuántico?
El edificio está prácticamente terminado. Todas las instalaciones de aire acondicionado, electricidad, telefonía, internet... están ya terminadas. Y lo que es la adecuación para integrar el ordenador cuántico, también por nuestra parte. Hemos tenido que poner sistemas bastante complejos de refrigeración de agua, de suministro eléctrico, de línea de socorro, como le llaman ellos, eléctrica, por si hay un apagón o lo que sea. Todo eso está preparado. Y en breve empezarán a llegar las cajas de IBM [las primeras llegaron el jueves] y está todo planificado para que empiecen la instalación.
Ellos, por su parte, lo traen modular, lo van a montar todo in situ, pero tienen que hacer muchísimas instalaciones, entre lo que llaman la sala del ordenador y la sala técnica. La sala técnica tiene que estar en el sótano, y en la planta baja el ordenador, que estará en un “escaparate” visible para la ciudadanía. De la parte de abajo a la parte de arriba tienen muchísimas instalaciones. Les llevará un tiempo y luego empezarán lo que es la calibración. Tardarán unos meses, pero va sobre plan, muy bien.
El acuerdo inicial con IBM preveía instalar el Quantum System One, finalmente va a ser el System Two el que llegue a Donostia; ¿es un salto cualitativo? ¿Qué implica?
Tiene muchísima más capacidad computacional. El System One creo recordar que eran unos 25 qubits, y este tiene 156, y además es escalable. Dentro de un par de años o cuando sea, si se pretende ampliar la capacidad, con el System Two se puede triplicar, porque es modular y escalable. Respecto a las instalaciones, el System One es como un cubo, básicamente lo pones, lo enchufas y todos los sistemas para que funcione están integrados en el propio cubo. El Sys- tem Two tiene muchos más requisitos de instalaciones, porque lo que es el cubo es el edificio, esa es la diferencia.
El viceconsejero [de Ciencia e Innovación, Adolfo Morais] ha explicado que un reto que se habían planteado era encontrar una comunidad de usuarios del ordenador. Parece que eso se ha solventado.
Tenemos convenios de colaboración firmados con veintitantos usuarios, y la buena noticia es que lo están utilizando muchísimo más de lo que pensábamos. El acuerdo contemplaba la computación en la nube, poder utilizar las capaci- dades de computación cuántica de IBM. Ahora, los investigadores que están computando en Euskadi están compu- tando contra el ordenador de Yorktown (Yorktown Heights, donde está el Thomas J. Watson Research Center de IBM), y hemos saturado el acuerdo. Cuando tengamos el ordenador en marcha, tendremos el doble de capacidad y margen para que más gente pueda computar contra el nuestro. Pero estoy sorprendido, porque en pocos meses ha habido un boom de utilización.
¿Qué características tienen esos usuarios?
A día de hoy, casi todos son investigadores que llevan años investigando en tecnologías cuánticas y ahora tienen la oportunidad de computar y de probar sus propios algoritmos en ese ordenador cuántico.
Se habla de asentar un ecosistema cuántico vasco. Existe uno incipiente, pero prevén que cuando el ordenador esté instalado se expanda, ¿no?
Sí, porque además se está trabajando en los tres ámbitos. En investigación creo que vamos muy bien y adelantados, los más incipientes son los de innovación, la relación con las empresas, y educación. No hay formación cuántica en Euskadi hoy en día, pero la idea es empezar a trabajar para que haya formación de grado, de posgrado, incluso si se puede en etapas anteriores, mejor, para crear esas vocaciones cuánticas.
Abriendo el foco más allá del ámbito cuántico, ¿cómo ve el ecosistema científico vasco?
Creo que la apuesta que se hizo hace veinte años, cuando se creó Ikerbasque, la apuesta que se hizo en Euskadi por la ciencia, a la vista está que ha tenido resultados muy buenos. Hoy en día tenemos 400 investigadores en 25 centros de investigación y universidades vascas, y se va a seguir creciendo en los próximos años. Y lo bueno es que, aparte de generar conocimiento, de tener impacto en la sociedad, el retorno económico que estos investigadores traen con proyectos financiados por la Comisión Europea e incluso por Madrid, es de dos euros y pico por cada euro que se ha puesto. Ese dinero no habría venido a Euskadi de no ser por esto y redunda en compras, en contratos, alquileres... Está redundando en la sociedad vasca. Creo que Ikerbasque es un caso de éxito, allá donde vamos dicen que es un caso de éxito.
La computación cuántica avanza a mucha velocidad, el System Two puede verse superado dentro de no mucho. ¿Es una garantía que el acuerdo incluya la actualización del sistema durante varios años?
Sí, y además, la colaboración está siendo muy fluida con ellos en los tres ámbitos: en innovación, en educación y en investigación. Es una gran multinacional que tiene trabajadores por todas partes. En la parte de implementación estamos trabajando con estadounidenses, con gente de Yorktown y Poughkeepsie. Luego, en la parte de investigación son alemanes, suecos... y la colaboración está siendo muy fluida. Y sí, es una garantía, porque hoy en día parece que la computación cuántica tiene diferentes alternativas, pero la más consolidada es la de ellos.
Además de este ordenador cuántico, el sistema científico vasco ya cuenta con varios superordenadores tradicionales. Supongo que en su ánimo estará aunar unos y otros.
Sí, uno de los grandes objetivos es conseguir esa hibridación de la computación clásica con la cuántica. Ahora mismo, el superordenador clásico más potente que hay en Euskadi está en el DIPC, a cien metros del edificio de Ikerbasque, y el plan es que en un par de años o tres, en la próxima renovación de la computación clásica, el siguiente ordenador venga al edificio de Ikerbasque. Estarán uno al lado del otro.

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