Picaduras de garrapatas: cómo evitarlas y tratarlas para impedir que se propaguen enfermedades
Aunque todavía no hay un estudio científico que lo avale, lo cierto es que la percepción social es que la incidencia de picaduras por garrapatas va en aumento en los últimos años. Hay que tomar precauciones porque alguna variedad de este ácaro puede transmitir enfermedades especialmente graves.

Bien sea porque hay una mayor sensibilidad, bien por otros factores, como el incremento de cierta fauna cinegética –jabalíes y corzos, sobre todo– y de más vegetación en montes y bosques, lo cierto es que socialmente existe la sensación cada vez más patente de que hay una mayor afección por picaduras de garrapatas sobre humanos.
Confirmarlo con datos estadísticos y científicos es una labor en la que lleva trabajando el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario NEIKER desde marzo de 2024 dentro del proyecto PyrTick. Aitor Cevidanes, veterinario e investigador del Departamento de Sanidad Animal de este organismo, capitanea dicha iniciativa.
«El estudio finaliza en 2027 y, por ahora, no disponemos de datos numéricos suficientes. Estamos repitiendo los muestreos en los mismos puntos en los que se realizaron hace 20 y 30 años. Lo que sí que está claro es que hay una percepción mayor de que la sociedad tiene más en mente las garrapatas y la gente nos transmite que antes no había visto tantas», admite.
Lo corrobora el hecho de que, en la colaboración que mantiene NEIKER con un par de hospitales públicos de Osakidetza, «se nos transmite que hay cada vez más gente que acude a quitarse las garrapatas a los centros de salud. Puede ser que efectivamente haya más o que se conozcan mejor los riesgos asociados y, ante el miedo de extraerlas en casa, se va más a urgencias y centros de salud».
Cevidanes explica que en Euskal Herria hay 19 especies diferentes de garrapatas, predominando la Ixodes ricinus, que puede infectar con la fiebre bovina, encefalitis y enfermedad de Lyme, pero matiza que «solo un 5% de estos ácaros tiene la bacteria Borrelia burgdorferi», transmisora de esta última. Otras especies, pertenecientes al género Dermacentor, pueden propagar la bacteria Rickettsia, mientras que las Ripicephalus suelen estar presentes en animales domésticos, como perros y gatos. Estas últimas son bastante menos comunes en nuestro territorio.
Prefieren el frío
La clave está en determinar a qué se debe la más que probable expansión de esta subclase de arácnidos, con el cambio climático en el horizonte. Sin embargo, no parece que esta sea la explicación más plausible para la especie predominante en Euskal Herria y la que más pica, según señala el investigador de NEIKER. «A la Ixodes ricinus le gustan más las temperaturas frescas y húmedas, los calores del verano no le sientan bien», aclara.
Sí que parece un factor a tener en cuenta la proliferación de algunas especies cinegéticas, caso de corzos y jabalíes, –«la garrapata necesita de animales con los que alimentarse»–, y de que haya una mayor vegetación y maleza en bosques y montes, «lo que puede favorecer un microclima para las garrapatas». A ello hay que unir la estacionalidad, dado que algunas especies «comienzan a aparecer antes, si bien hay que dejar claro que otras están presentes todo el año, activas también en época invernal».
Aplicar medidas preventivas es lo apropiado, pues controlar la propagación de estos parásitos mediante la aplicación de insecticidas en el medio natural no sería lo adecuado, «ya que hay muchos animales que participan en el ciclo y obviamente no se puede fumigar un bosque». Usar pantalón largo y, a ser posible, metido por debajo de los calcetines, transitar por senderos abiertos y evitar introducirse en zonas con hierba alta, helechos y zarzas son algunos de los consejos recomendados.
Otra opción es también aplicarse algún tipo de repelente específico para garrapatas, aunque en este caso es conveniente moderar su uso, en especial si está compuesto por permetrina, una sustancia que incluso por informes oficiales es desaconsejada o se recomienda ser utilizada con mesura, debido a los efectos secundarios que puede provocar. En todo caso, lo mejor es dejarse asesorar por un profesional farmacéutico.
Revisión corporal
Y resulta fundamental llevar a cabo una exhaustiva revisión corporal de regreso a casa, con ayuda externa para aquellas partes menos accesibles. «Las picaduras de las garrapatas no se sienten, por eso son más peligrosas, porque es importante localizarlas pronto, ya que el riesgo de contagio no suele suceder hasta pasados un par de días», describe Jesús Castilla, jefe de la sección de Enfermedades Transmisibles y Vacunaciones del Instituto de Salud Pública y Laboral de Nafarroa (ISLN).
Su extracción debe llevarse a cabo de manera adecuada. «No es recomendable aplicar aceites o alcohol, así como quemarla o destruirla sobre la piel», expone. Si se actúa de esa forma errónea, este diminuto arácnido puede estresarse y regurgitar, acelerando el proceso de transmisión de enfermedades. Con unas pinzas especiales de venta en farmacias, «se debe realizar una tracción suave hasta que ella misma se desprenda». Si se aplica demasiada fuerza, la garrapata puede desmembrarse «y una parte quedar introducida en la piel, con lo que el riesgo de infección se mantiene», aclara. En la web del Ministerio de Salud hay publicada una guía para realizar una autoextracción correcta.
A continuación se debe limpiar la herida de manera concienzuda con agua y jabón. Aquellas personas que trabajan con ganado en el campo o tienen mascotas suelen estar acostumbradas a lidiar con esta situación. Para quienes no lo están, lo apropiado es acudir al centro de salud más cercano o a urgencias. En algunos casos, incluso se indica, tras su extracción, guardar el ejemplar en un frasquito, para su posterior análisis, por si genera algún tipo de enfermedad.
Según los últimos datos manejados por el ISLN, se detectaron 49 casos de la enfermedad de Lyme y otros 10 de la fiebre botonosa mediterránea durante 2024 en el territorio navarro. Los síntomas suelen manifestarse con «cuadros infecciosos gripales, que generan malestar y dolores articulares». Si no se trata a tiempo, puede dar lugar a episodios de carácter crónico, que deriven en «problemas neurológicos». E incluso puede manifestarse transcurrido bastante tiempo después de la picadura.
Este tipo de incidentes no puede trastocarnos el disfrute de actividades veraniegas ni de cualquier otra relacionada con el ocio, pero sin tener que caer en el alarmismo, es recomendable adoptar toda una serie de precauciones para impedir que afecten a nuestra salud.

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