Mucho se habla de toreros que salen por la puerta agrande y de las orejas que le quedan al toro al terminar la faena, pero de largo quirn se lleva las ovaciones más cerradas es el camionero de Servihielo cuando logra llevat sus bolsas al bar más recóndito de Alde Zaharra.
A Roald Amundsen le costó bastante menos alcanzar el centro del Polo Sur.
Después del farrón del viernes, a pocos les quedaba esta mañana suficiente fondo de nevera para aguantar una noche sanferminera más. Así que a los repartidores no les quedó más remedio que adentrarse entre la marabunta.
Entre charcos, gaupaseros sin sitio donde tumbarse (o con poco reparo a embarrarse) y camiones de reparto, Iruñea trata de recomponerse una vez más. La sexta de la feria fue una jornada fresca con Iruñea oliendo relativamente poco a San Fermín a causa de la nunca lo suficientemente bien agradecida labor de los servicios de limpieza.
Y mientras, los bares a lo suyo. A servir cañas, freír más zampa y hacer más caja. Hasta que, poco a poco, la fiesta ha ido cobrando cuerpo otra vez. La Dana ha quedado más en susto que otra cosa.

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