Entre las filmaciones sobre Euskal Herria que atesora la UCLA y que acaban de ser restauradas, figuran varias que recogen los sanfermines en diversas épocas, empezando por los años 30 del siglo pasado, siguiendo por los 50 y terminando en la década de los 60.

Se da la circunstancia de que en una de esas filmaciones aparecen las fiestas de 1936, es decir, las celebradas una semana antes de que estallara la guerra provocada por la sublevación militar. Un conflicto cuya huella en suelo vasco está muy presente en esas grabaciones, en las que aparecen lugares como Gernika tras el bombardeo de 1937, Bilbo, Donostia, Iruñea o Lekaroz.

La filmación más antigua relacionada con las fiestas de Iruñea es de 1931 y en la misma se ve a los toros entrar en la plaza en uno de los encierros de ese año y la posterior suelta de vaquillas entre unos mozos en los que apenas aparece la indumentaria blanca y roja tan habitual hoy en día.

En el caso de 1932, la grabación muestra a la manada a su paso por la plaza Consistorial y posteriormente en la plaza de toros, con los astados bien guiados por un elegante pastor ataviado con chaleco y que utiliza su chaqueta como improvisado capote y al que ya se ve en la filmación del año anterior. En 1924, un pastor con esa estampa ante un astado había sido la imagen central del cartel de las fiestas. La filmación termina con la suelta de vacas, con una de ellas metiendo un tremendo empentón a un despistado y trajeado mozo.

De los sanfermines de 1933 se ofrece principalmente la suelta de vaquillas en una abarrotada plaza y con algunos mozos incluso subidos en un pequeño banco mientras citan inútilmente a la astada.

Los sanfermines de 1936

Las siguientes fiestas que aparecen recogidas en la web de la UCLA tienen un significado muy especial ya que son las de 1936, es decir, los sanfermines celebrados a escasas fechas de la sublevación militar que terminó desembocando en la guerra.

En concreto son dos grabaciones centradas en los sanfermines de ese fatídico año, una como resumen de la más amplia, y en las mismas, se ve a los toros pasando por el coso antes de entrar en corrales, junto a las habituales estampas de las vaquillas repartiendo estopa en la plaza. También se ve a la manada cubriendo el tramo de Mercaderes, tomando la curva de Estafeta y siguiendo ruta hacia la plaza entre corredores que llegan a ponerse ante las astas perfectamente trajeados y con corbata.

Otros planos están dedicados a la gente que abarrota la plaza durante el encierro y al paso de los morlacos por el tramo de Telefónica entre una multitud de corredores. A continuación, se ofrece la curiosa estampa de ver la plaza durante la suelta de vaquillas desde la cercana torre del colegio de Escolapios.

La parte más llamativa de la filmación es un momento de las dianas en la calle Mercaderes y la plaza Consistorial, con los numerosos mozos presentes bailando al unísono la música de La Pamplonesa. Una armonía que se vería rota de manera sangrienta tan solo una semana más tarde con el comienzo de la guerra.

A continuación, los que pasan por ese lugar son los toros durante el encierro, para después mostrar la entrada de los morlacos en la plaza y terminar la grabación con las vaquillas haciendo de las suyas en la arena del coso, incluso llevando una chaqueta colgada de una de sus emboladas astas.

Salto temporal de 15 años

La siguiente filmación entraña un salto en el tiempo, ya que se sitúa en los sanfermines de 1951, es decir, 15 años más tarde y más de una década después de finalizar la guerra. En la grabación, tomada en la curva de la Estafeta, se ve llegar a los toros desde Mercaderes, con alguna caída de los morlacos al patinar en los adoquines.

Incluso se recoge cómo un toro resbala en el mismo callejón, cae al suelo y se da la vuelta, propinando un buen susto a los corredores que están a punto de acceder a la plaza, pero sin ir a mayores, mientras el resto de morlacos avanzan en grupo por la arena.

La grabación de las fiestas de 1953 recoge varios momentos intensos del encierro, con los toros corriendo por Mercaderes, la plaza Consistorial, la cuesta de Santo Domingo y Telefónica, en un particular desorden de tramos. Hasta que se llega al momento crítico del callejón de acceso a la plaza, donde se produce un montón de mozos, con los morlacos pasando por encima de los corredores caídos para seguir su camino.

De los sanfermines de 1955, se muestra a los toros saliendo de los corrales de Santo Domingo y ascender por la cuesta, donde un corredor es arrollado por uno de los astados. Después llega la habitual suelta de vacas.

El espeluznante montón de 1957

La filmación con las escenas más espeluznantes corresponde a las fiestas de 1957. Arranca con estampas de los toros ascendiendo por una poco concurrida cuesta de Santo Domingo, para seguir por la plaza Consistorial. A continuación se ve llegar a la manada al callejón de la plaza, donde se estrella contra un muro de corredores caídos.

Impacta ver ese maremágnum de toros y cabestros mezclados con mozos que se cubren y protegen como buenamente pueden del paso de los astados, que simplemente buscan la manera de poder continuar su camino.

Tras esos momentos de máxima tensión, llegan las vaquillas repartiendo golpes a diestro y siniestro.

En 1961 se ven planos que luego se han hecho clásicos, con la cámara situada en uno de los pisos superiores de la plaza y recogiendo cómo la manada cubre la bajada del callejón, o subiendo por Estafeta. Esta vez el acceso al coso está despejado, pero eso no evita que un toro que entra choque de lleno con otro astado que ya estaba en la arena y que los dos terminen tumbados y noqueados en la arena.

En otros momentos se ve a un toro ‘limpiando’ el burladero de los corredores que se apiñan en ese lugar e incluso cómo se ceba con uno de ellos, empitonándolo en repetidas ocasiones. Una dramática escena que se repite poco después, con un morlaco levantando con sus astas a otro mozo. A continuación son las vaquillas las que reparten entre los mozos.

Finalmente, en la grabación de 1966 se ve el lanzamiento del cohete que da inicio al encierro y la manada tomando sin problemas la curva de Estafeta. Pero a la altura de Telefónica, uno de los astados se gira y se lanza contra varios mozos que están cerca del vallado.

Unos metros más adelante, otro toro cae al suelo y cuando se levanta, enviste a los corredores que buscan refugio en el vallado. Y para terminar, de nuevo vaquillas.

Con los sanfermines de 1966, finalizan la filmaciones que ofrece por el momento la UCLA sobre las fiestas iruindarras en su página web, donde se guarda algunos de los momentos más festivos, pero también más dramáticos de nuestra historia.