Un cohete desde mi estatua foral
Después de haber servido de modelo para la matrona del Monumento a los Fueros y de haber sido discriminada por mis amoríos con su autor, lanzar el txupinazo desde la estatua sería una buena manera de que Iruñea salde la deuda moral que tiene conmigo.

Habitualmente se recuerda que el Monumento a los Fueros sigue sin ser inaugurado oficialmente más de un siglo después de su construcción. Pero poco se habla de la deuda que Iruñea tiene conmigo, con la mujer que sirvió de modelo a la estatua que corona esa exaltación de nuestras leyes ancestrales.
Aunque era la hija de una modesta portera de las Escuelas de Compañía, mi belleza hizo que José María Martínez de Ubago se fijara en mí para poner rostro a la matrona que representaría a Nafarroa en el monumento que iba a construir su hermano Manuel, en recuerdo de la Gamazada que defendió nuestros derechos del ataque lanzado desde Madrid.
Así empezó una relación que dio como fruto tres hijos, a los que José María dio su apellido, pero el muy capullo al final no se casó conmigo, al parecer porque estaba presionado porque éramos de diferente clase social.
Conseguí suspender su boda oficial en Zaragoza presentándome en el enlace con mis vástagos, pero después de aquello, se llevó a nuestros hijos a Donostia diciéndoles que yo había muerto, aunque se mantuvo alejado de ellos. Allí se casó con su secretaria y tuvo otros cinco chavales.
Me ganaba la vida lejos de mi familia trabajando como comadrona, aunque sin conseguir la plaza de matrona de la beneficencia municipal de Iruñea, de cuyo concurso me vetaron por mi escandalosa relación con Martínez de Ubago. Y mientras él triunfaba como arquitecto en Zaragoza y Donostia, donde llegó a ser alcalde, yo, en cambio, terminé muriendo sola y en la pobreza en la calle Pozo Blanco, a pesar de que ambos cometimos el mismo “pecado”.
Así que ya va siendo hora de que reciba un desagravio por tanta injusticia y qué mejor que lanzar el cohete sanferminero. Eso sí, para que quede bien clara la importancia de mi figura y los motivos que me hacen merecedora de prender la mecha, lo tendría que lanzar desde lo alto del Monumento a los Fueros. Junto a esa matrona de 5,5 metros y 5.000 kilos a la que puse rostro, y para que todo el mundo vea la dignidad que demostró a lo largo de su vida la hija de una portera.

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