«La modernidad del saxofón en el ámbito clásico le permite explorar muchos estilos»
Cuatro alumnos de saxofón de Musikene formaron hace dos años Oxygen Quartet con la intención de cultivar uno de los formatos de música de cámara más pujantes de las últimas décadas: el cuarteto de saxofones, formado por la unión del instrumento soprano, alto, tenor y barítono.

Formado por Xurxo Morales, Pablo Mira, Nicolás Arranz y Olivier Massé, el Oxygen Quartet debuta esta tarde en la Quincena Musical con un programa con obras de Gjeilo, Dvorak, Albéniz, Lago y Piazzolla.
El cuarteto de saxofones está mostrando mucho dinamismo en los últimos años, con grupos como Sigma Project o Kebyart entre los más destacados. ¿A qué se debe esta pujanza?
Es cierto que en los últimos años ha surgido una corriente muy interesante en torno al cuarteto de saxofones. En mi opinión, esto se debe a la enorme versatilidad del instrumento. El saxofón es relativamente moderno dentro del ámbito clásico, y eso le permite explorar una gran variedad de estilos: desde música contemporánea hasta jazz, pasando por transcripciones de obras clásicas. Es una de las pocas formaciones que puede ofrecer un repertorio tan diverso en un solo concierto. Ese contraste es muy potente y suele sorprender al público, que muchas veces nos dice que no imaginaban que el saxofón tuviera tantas posibilidades.
En su presentación en la Quincena, el programa se basa sobre todo en transcripciones. ¿Cómo lo han confeccionado?
A la hora de diseñar el programa, buscamos siempre variedad, pero también contraste. Nos gusta que las obras sean realmente distintas entre sí, no solo en estilo, sino también en carácter. Por ejemplo, ‘Northern Lights’ es una obra vocal muy inspiradora que evoca las auroras boreales. Luego pasamos al ‘Cuarteto Americano’ de Dvorak, una obra romántica monumental. Después interpretamos ‘Ciudades’ de Guillermo Lago, que conecta música con historia y geografía. Y finalmente cerramos con Astor Piazzolla, cuya música conecta fácilmente con todo tipo de público. Creemos que este tipo de programa, tan contrastante, permite que cada espectador encuentre al menos una o dos obras con las que conectar.
Van a interpretar completo el ‘Cuarteto de cuerda n.º 12, ‘Americano’’ de Dvořák. ¿Supone mucho trabajo adaptarlo una partitura de esta envergadura al saxofón?
Sí, requiere mucho trabajo, especialmente en lo que respecta a la transcripción. Es fundamental contar con una buena adaptación, que respete la esencia de la obra original. Y luego, como el saxofón tiene una sonoridad más potente que las cuerdas, hay dos enfoques posibles: o se potencia esa diferencia, o se intenta imitar el carácter que aportan las cuerdas a la obra original, que es lo que nosotros preferimos. Aunque a veces resulte incómodo técnicamente, creemos que es más fiel a la concepción musical de Dvořák.
También interpretan ‘Ciudades’, de Guillermo Lago, una obra original para cuarteto de saxofones.
Guillermo Lago es un saxofonista holandés que, tras un viaje a Córdoba, quedó tan impresionado por la ciudad que adoptó ese nombre como seudónimo artístico. En ‘Ciudades’, cada movimiento está dedicado a una ciudad diferente, y fue escrita para distintos cuartetos de saxofones con los que Lago trabajaba como profesor en Ámsterdam. La obra es un ejemplo perfecto de lo que ocurre cuando un compositor conoce profundamente el instrumento para el que escribe. Igual que un violinista puede sacar lo mejor de un violín, Lago explota al máximo las posibilidades del cuarteto de saxofones. Para nosotros, es una partitura que representa el culmen de esta formación.

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