XANDRA ROMERO
OSASUNA

Controversia con la cesta básica alimentaria

En el contexto de la inflación desbocada en la que estamos inmersos, el alto coste de la vida y la brecha de desigualdad existente entre la población ha llevado a que gran parte de la misma no pueda afrontar, desde hace meses, los costes incrementados de la alimentación básica entre otras cosas.

Concretamente debido al incremento de productos básicos de alimentación, desde el Gobierno español se está tratando de buscar acuerdos que permitan controlar los precios máximos de una serie de productos básicos de la cesta de la compra, negociando con asociaciones de consumidores y grandes supermercados. Sin embargo, ha surgido la polémica ya que desde el Ministerio español de Consumo se ha propuesto una cesta básica de alimentos nutricionalmente adecuada y sostenible, pero algunas cadenas de alimentación han ideado una cesta que nada tiene que ver con los criterios establecidos.

En este punto es importante aclarar qué es la Cesta Básica Alimentaria (CBA). Esta se define como un instrumento de política social, consensuada internacionalmente como indicador de una dieta que deriva del patrón de consumo de alimentos de un país y de las recomendaciones sobre alimentación saludable de las autoridades competentes.

De este modo, sirve para medir, por ejemplo, la frecuencia de personas en riesgo de no adquirir los requerimientos mínimos de alimentos y nutrientes necesarios y que, por lo tanto, están en riesgo de pobreza.

Al parecer, las propuestas de CBA que se han hecho públicas se basan en el “modelo francés” que plantea una canasta básica de 30 productos a un precio fijo de 30 euros.

Tales han sido las controversias derivadas de este tema tan sensible, que el Consejo General de Dietistas-Nutricionistas y la Academia Española de Nutrición y Dietética han elaborado y publicado un documento en el que, entre otras cuestiones, señalan que los criterios para constituir esta CBA oficial parecen diferir mucho de trabajos previos realizados en el Estado a tal fin y que existen sendos “peros”.

En concreto, existe un trabajo anterior realizado en el año 2015 que tomó como referencia la Comunidad de Madrid, y en el que se calculó el precio mensual de la CBA según diferentes tipos de familias, estableciendo en 174 euros el presupuesto mensual para mantener una dieta saludable para una persona sola y en 647 euros en el caso de una familia de cuatro integrantes. Esta propuesta fue elaborada mediante una metodología consensuada a nivel europeo para permitir la comparación de presupuestos entre países en los estados miembros de la Unión Europea. Si tenemos en cuenta esta referencia, y que en 2015 la inflación no rozaba los límites actuales, la propuesta de 30€/semana no llegaría a cubrir las necesidades alimentarias básicas y, por supuesto, menos aún de otros productos necesarios como los de higiene personal, limpieza, etc.

Y es que una vez más, y, de acuerdo a la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, entre otras, debería ser el Estado y no las grandes distribuidoras quien vele para que la población pueda acceder a una alimentación adecuada, un derecho fundamental.