Iker Fidalgo
Crítico de arte
PANORAMIKA

Celebrar

Una treintena de obras de Koldobika Jauregi se pueden ver hasta mediados de junio en la exposición «Luz en la huella», que acoge la Galería Juan Manuel Lumbreras de Bilbo.
Una treintena de obras de Koldobika Jauregi se pueden ver hasta mediados de junio en la exposición «Luz en la huella», que acoge la Galería Juan Manuel Lumbreras de Bilbo. (Marisol Ramirez | FOKU)

Tal y como anunciamos en la introducción de la semana pasada, desde Panoramika dedicamos dos entregas a algunos de los proyectos expositivos que se están celebrando teniendo al recientemente desaparecido artista Koldobika Jauregi (Alkiza, 1959-2024) como protagonista. Su prematura muerte en junio del año pasado ha disparado una serie de homenajes que sirven para celebrar su vida y el legado que como creador ha dejado. La Galería Juan Manuel Lumbreras de Bilbo es el espacio donde tiene lugar la muestra póstuma titulada “Luz en la huella”. Inaugurada a principios del pasado mes de mayo, entra en la recta final para apurar sus últimos días, pues podrá visitarse hasta mediados de junio.

La exposición reúne una treintena de piezas que han sido realizadas entre el 2004 y el 2023. De alguna manera, permite un recorrido a los últimos veinte años de dedicación del artista desde el que se recoge un desempeño multidisciplinar, capaz de trabajar con diferentes técnicas y formatos. Con todo, Koldobika Jauregi siempre será recordado por su vínculo con lo escultórico y con el trabajo del arte en relación al espacio.

En un primer vistazo general, la sala superior de la galería nos presenta una compilación ordenada de diferentes grupos de piezas, en su mayoría trabajos bidimensionales colocados en pared. Entre ellos, surgen algunos soportes con obras de formato pequeño y un cuerpo escultórico de madera que se sitúa en la tarima del fondo. Cuando acercamos nuestra mirada, encontramos que lo que podrían parecer pinturas o grabados, comienzan a adquirir textura y relieve. La gran mayoría de las piezas colgadas están realizadas sobre madera, trabajando diferentes capas de profundidad y utilizando las tintas o el pan de oro como recursos formales que nos proponen trazos, gestualidad y contrastes de luminosidad. Encima de las peanas, encontramos ya obras volumétricas que utilizan el acero o una madera de color muy oscuro, anunciando formas contundentes y propuestas espaciales resueltas de manera firme. En un lado de la sala, un caballo de madera emerge como el elemento más figurativo de la propuesta

Las piezas del creador nadan en un universo simbólico propio cargado de alusiones. Bien desde formas reconocibles que presentan elementos como el fuego, rostros o casas o desde títulos de gran contenido narrativo como las series “La sexta extinción”, “Retablos” o “Casas bajo el horizonte”. Cada una de las obras nos invita a formar parte de un relato que, como público, nos apropiamos para dar sentido a lo que allí se presenta. Porque, tal y como anuncia el propio autor, «siempre he creído importante situar mínimamente al espectador con una información acerca de lo que quiero expresar y que sea el propio espectador quien desarrolla su propia poesía visual, que sea el espectador el que haga suya la imagen y no más mía». Hagámoslo entonces.