Xandra  Romero
Nutricionista
SALUD

Conducta alimentaria: qué, cuándo y cómo

Esta semana profundizamos en el tema de la conducta alimentaria. La nutricionista de 7K precisa que, cuando existen alteraciones, es necesario observar los patrones de alimentación de cada persona y abordar la conducta alimentaria desde diferentes prismas.

(Getty Images)

En numerosas ocasiones hemos hablado de las alteraciones de la conducta alimentaria en esta sección; lo hemos hecho al hablar de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y al hablar de las conductas alimentarias de riesgo (CAR), entre otras. Sin embargo, no hemos dedicado este espacio a abordar el concepto de conducta alimentaria ni su proceso de aprendizaje normal en el ser humano.

Así, en primer lugar, la conducta alimentaria puede definirse como el comportamiento normal relacionado con los hábitos de alimentación, la selección de alimentos que se ingieren, las preparaciones culinarias y las cantidades ingeridas de ellos.

Sin embargo, aunque su definición parezca sencilla, la conducta alimentaria es un fenómeno complejo determinado por múltiples factores: biológicos, psicológicos y socio-culturales. Y es la interacción entre todos ellos la que resulta en unos hábitos alimentarios concretos en cada persona.

Además, la forma de alimentarnos y las preferencias y rechazos hacia determinados alimentos están fuertemente condicionados por el aprendizaje y las experiencias vividas, especialmente durante los primeros cinco años de vida, aunque son especialmente críticos los primeros “1.000 días”, que abarcan desde la vida intrauterina hasta los dos años de edad del niño.

Además de los factores genéticos, el sexo, la transmisión de los hábitos familiares, el nivel socio-económico y los estilos de crianza y de alimentación de los padres, así como las emociones, tendrían un rol en la elección, calidad y cantidad de alimentos.

Por todo ello, cuando empiezan a surgir las alteraciones, bien en la infancia o más adelante durante la adolescencia, conviene comprender acertadamente los patrones de alimentación de cada persona, y para ello se hace necesario abordar la conducta alimentaria desde las distintas variables o factores determinantes de la misma y no solo desde la mirada orgánica, nutricional o psicológica de manera aislada, como suele hacerse.