Brigitte Dusseau
MIRADA AL MUNDO

Mini-viviendas para la gran urbe

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Las rentas exorbitantes y el hecho de que cada vez más personas vivan solas está empezando a generar un importante cambio en la política de vivienda en Nueva York, donde han comenzado a desarrollarse los denominados micro-apartamentos. La primera experiencia de estas características está esperando la llegada de sus primeros inquilinos en Manhattan. Se trata de un edificio de nueve pisos piloto y 55 estudios prefabricados, que cuentan con unas dimensiones de entre 24 y 33 metros cuadrados y que disponen de su mini-cocina, trastero, cuarto de baño con ducha, ventanales y techos altos (de 2,89 metros) para dar la impresión de más espacio. Que una vivienda tuviera esas dimensiones en esta gran urbe resultaba impensable hace unos años, pero los tiempos han cambiado y ya no se necesitan hogares más grandes. En Nueva York, el 31% de sus habitantes viven solos, sean personas jóvenes o mayores, según las estadísticas oficiales. «La típica familia de dos padres y dos hijos ya no es lo más habitual. La gente se casa más tarde, se registran más divorcios y se vive más, lo que genera más familias monoparentales, pero los profesionales del ámbito de la vivienda siguen ofreciendo apartamentos de uno, dos y tres dormitorios que no se corresponden con las nuevas necesidades», según señala Tobias Oriwol, un constructor que ha decidido adaptarse a los nuevos tiempos y lanzar el proyecto “My Micro NY”. El primer resultado práctico de esa iniciativa se puede contemplar en el antiguo astillero de Brooklyn, donde decenas de trabajadores se afanan en construir mini-estudios prefabricados. Estas micro-viviendas son trasladadas en camiones a las instalaciones del futuro edificio, situadas en un terreno municipal de la Calle 27, en el este de Manhattan. Una vez que todos los mini-estudios están agrupados, se pueden montar en tan solo dos semanas. A continuación viene el proceso de instalar los techos, levantar las fachadas de ladrillo y el resto de acabados antes de que lleguen los inquilinos. Cada uno de esos estudios ha sido pensado cuidadosamente. Por ejemplo, la cocina cuenta con mini-lavavajillas, mini-nevera, dos fogones y un microondas, pero no dispone de horno. La ausencia de ese electrodoméstico es una de las muchas decisiones que ha tenido que tomar Oriwol, porque «cuando construyes con estas dimensiones, tienes que ser muy eficaz y pensar en qué preferirá disponer el futuro inquilino». Como el espacio es el que es, existe la posibilidad de que los inquilinos alquilen zonas de almacenamiento adicional en su piso o en el sótano. Incluso pueden disponer de una gran cocina común si quieren hacer algún tipo de evento social, lavandería, un cuarto para guardar la bicicleta, gimnasio... «Evidentemente, no se puede recibir a quince personas en casa, pero sí que se cuenta en el edificio con un espacio acorde para poder hacerlo», puntualiza Oriwol, quien no desvela cuánto cuesta el alquiler, aunque anuncia que sin duda será más barato que los 3.200 dólares al mes que supone un estudio en ese distrito. Esta experiencia es seguida con interés en Nueva York, donde existe una legislación de 1987 que prohíbe la construcción de viviendas con una superficie inferior a los 37 metros cuadrados en gran parte de la ciudad. Sin embargo, si esta experiencia prospera y tiene éxito, muchos expertos esperan que la prohibición se relaje notablemente y proliferen este tipo de hogares. Una de las personas que apuesta por esta fórmula es Sarah Watson, directora adjunta del Consejo de Planificación de Vivienda Ciudadana, una ONG especializada en el estudio de los problemas de vivienda de Nueva York. De acuerdo con los datos que maneja esta organización, «solo el 18% de los hogares son familias con hijos menores de 25 años y mucha gente termina compartiendo vivienda con otras personas, incluso ilegalmente, ya que existe una norma que prohíbe la coexistencia de más de tres personas que no tengan lazos familiares». Por ese motivo, existe una alta demanda de estudios o de personas que quieren compartir vivienda que «no encuentra una oferta apropiada. De ahí, la importancia de contar con más opciones, como las mini-viviendas, sobre todo teniendo en cuenta que Nueva York va a tener que absorber en los próximos años a cientos de miles de personas que querrán instalarse en la ciudad». Lo cierto es que la gran urbe no es pionera en este terreno, puesto que en otros lugares ya se ha adoptado esta solución para la necesidad de techo, como es el caso de Seattle, Boston, Washington o San Francisco. En Nueva York, el exalcalde Michael Bloomberg otorgó en 2013 el primer permiso para la construcción de micro-apartamentos, una fórmula a la que más adelante podrían seguir otras como viviendas de dos y tres habitaciones en 46 metros cuadrados para dar cabida a dos o tres personas. Todo un signo de los nuevos tiempos y del nuevo perfil demográfico de una gran urbe cada vez más fragmentada socialmente.