XANDRA ROMERO
SALUD

Objetivo nutricional

México no es, posiblemente, el mejor ejemplo en términos nutricionales; es el segundo país con más personas obesas, después de Estados Unidos. Con una prevalencia del 10,8 %, es, además, uno de los cinco países con mayores tasas de diabetes y, en términos absolutos, más de 50 millones de mexicanos tienen sobrepeso u obesidad, más de 7 millones tienen diabetes tipo 2, y de ellos más de 5.5 millones tienen sobrepeso u obesidad.

Sin duda, alarmante. No obstante, no es más que el reflejo de lo que nos puede pasar al otro lado del charco si no tomamos medidas pronto.

¿Y por qué un país donde, según datos oficiales, 167 millones de personas viven en la pobreza, sufre esta epidemia de enfermedades nutricionales relacionadas, en principio, con un exceso de ingesta calórica? Muy sencillo: es el mayor consumidor de refrescos del mundo: 163 litros/persona en un año, según la OMS.

En 2013, investigadores de la Universidad de Harvard concluían que México es el país con más muertes por enfermedades ligadas a la ingesta de refrescos, principalmente diabetes.

Y es que, aunque algunos no se lo quieran creer, existe suficiente evidencia científica que relaciona directamente el consumo de bebidas azucaradas con la prevalencia de obesidad y las enfermedades asociadas:

- El consumo de una a dos bebidas azucaradas al día se asocia con un riesgo un 26% mayor de desarrollar diabetes de tipo 2 que aquellos que consumen bebidas azucaradas menos de una vez al mes. 

- Consumir 355 mililitros de refresco aumenta el 60% la posibilidad de padecer obesidad, y beber un litro diario aumenta en un 25% el riesgo de presentar diabetes.

Sin embargo, México ha conseguido instaurar medidas efectivas para luchar contra este problema de salud pública: en 2013 aprobaron gravar con un impuesto especial (1 peso aproximadamente) el consumo de refrescos y bebidas azucaradas, con el objetivo de combatir la obesidad y la diabetes. Además, bajaron el IVA del agua embotellada para hacerlo más accesible a la población con menos recursos.

Ahora, dos años después, un estudio de la Universidad de Carolina del Norte, que analizó los hábitos de compra de la población de 53 ciudades mexicanas, y el Instituto Nacional de Salud Pública del país ha desvelado esta semana que las ventas de las bebidas azucaradas disminuyeron una media del 6% durante 2014. La investigación concluye que aunque la disminución en las ventas del producto se da en todos los niveles socioeconómicos, es más significativa en los de mayor pobreza, donde la caída es de hasta un 9%. Por otro lado, la compra de bebidas como el agua embotellada ha crecido un 4%.

Pero no es el único caso: la ciudad de San Francisco pretende que toda aquella publicidad de bebidas azucaradas incluya una leyenda que advierta claramente que «el consumo de bebidas con azúcares añadidos contribuye a la obesidad, la diabetes y la caries dental».

Un grandísimo ejemplo de política de salud la de México y San Francisco, que aunque tarde, han conseguido empezar a revertir esta terrible epidemia. En cambio, aquí, donde la epidemia crece año tras año, tan solo se aprueban leyes que nos tapan la boca con otros fines.