Pierre Brion
MIRADA AL MUNDO

PROYECTO DARWIN, TRABAJAR POR UNA VIDA ECO

Trabajar de manera respetuosa con el medio ambiente y el desarrollo sostenible es posible. Así lo está poniendo en evidencia el Proyecto Darwin en la ciudad de Burdeos, donde más de setenta empresas y una veintena de asociaciones han impulsado un espacio de trabajo, creación e investigación donde están viviendo una aventura ecológica sin precedentes.

Gente trabajando con el abrigo puesto y con un gorro encasquetado en la cabeza. No es que las empresas radicadas en el amplio inmueble de Burdeos sufran un corte de suministro de calefacción por impago o por una avería. Si los trabajadores están pasando frío cada lunes de invierno en ese lugar es porque «nos obliga la conciencia», señala Camille, una de las personas que combate las bajas temperaturas a base de ropa mientras realiza sus tareas laborales.

Apagar la calefacción durante el fin de semana para reducir los gases de efecto invernadero generados por la instalación forma parte de la filosofía del denominado Proyecto Darwin, un espacio de trabajo, creación e investigación que pretende impulsar a las start-ups dedicadas a la transición hacia una economía respetuosa con el medio ambiente y que buscan el desarrollo sostenible.

Esta iniciativa ocupa una hectárea en la margen derecha del río Garona, donde antes se ubicaban unas instalaciones militares que fueron abandonadas en 2005. Ese espacio, de casi 20.000 metros cuadrados, tiene ahora los muros decorados con graffitis, el suelo aparece cubierto de charcos y hasta dispone de un skatepark construido con materiales reciclados. En su interior están radicadas más de setenta empresas que comparten oficinas y cuya filosofía de trabajo es la economía verde y creativa. Ese es el requisito indispensable para poder formar parte del Proyecto Darwin. Junto a ellas se encuentran una veintena de asociaciones volcadas en la cultura urbana y la ecología que también se han instalado en ese lugar atraídas por su filosofía. Unos planteamientos que el alma mater de dicho proyecto, Philippe Barre, de 43 años, resume de la siguiente manera: «Queremos abrir nuevos horizontes, demostrar cómo se puede trabajar respetando el medio ambiente teniendo en cuenta los aspectos sociales y culturales para motivar a los empleados. Esos son nuestros objetivos». Barre considera que este proyecto viene a demostrar que «podemos sacar adelante nuestros negocios sin renunciar a los aspectos que he citado. Si lo hacemos bien, encontramos el equilibrio, pero eso exige trabajar continuamente».

Y desde luego trabajo se desarrolla y mucho en el Proyecto Darwin. Así, se realizan estudios para la protección de las abejas, la cría de gallinas libres o la construcción de huertos biológicos. También cuenta con un centro de reciclado, una gran tienda de productos ecológicos y un restaurante bio.

El proyecto está gestionado por el grupo Évolution, una incubadora de empresas dedicadas al desarrollo sostenible, y se financia gracias al alquiler de oficinas y espacios de coworking, la organización de eventos de todo tipo y, finalmente, a través del apoyo de mecenas y de algunas subvenciones públicas.

Toda la actividad que se desarrolla en su recinto es supervisada con el objetivo de que se realice con el consumo de energía más bajo posible. Para ello, se ha buscado un aislamiento eficaz de los edificios que integran su sede y se ha fomentado el uso de energías renovables. Gracias a este esfuerzo, sus responsables han conseguido que, a pesar de las dimensiones del proyecto, produzcan cuatro veces menos gases de efecto invernadero de lo que es habitual.

Para conseguir esas cifras ha sido fundamental la cooperación de todos lo implicados en este peculiar ecosistema económico. Como señala Barre, «promovemos por todos los medios la puesta en común y la ayuda mutua entre todos los actores de este ecosistema con la finalidad de crear energías para la inteligencia colectiva, la implementación de nuevos proyectos, la creatividad y la invención de nuevas formas de iniciativa empresarial. Estas colaboraciones crean cohesión social y contribuyen a la prosperidad económica de todos».

Los miembros de este proyecto integran la asociación conocida como Les Darwiniens. Su objetivo pasa por implementar ambiciones concretas de Darwin con la participación del personal voluntario para trabajar juntos en temas de cooperación económica, transición ecológica, lugar de ocio, etcétera.

Barre destaca la importancia de que exista un proyecto como Darwin «para demostrar que con la avalancha de malas noticias de nuestro tiempo, renunciar no es apropiado». Y también para «divertirse, abrir nuevos territorios, enriquecer múltiples reuniones, innovar, aprender y crear. En definitiva, vivir una aventura colectiva sin precedentes».