XANDRA ROMERO
SALUD

La crononutrición o cómo el tiempo regula tu metabolismo

La cronobiología es una palabra de origen griego: kronos significa tiempo; bios, vida; mientras que logos representa el estudio. Por lo que la cronobiología es la ciencia que estudia los ritmos biológicos. Gracias a los avances científicos, en la actualidad sabemos que del 10 al 30% del genoma humano está controlado por relojes moleculares. Esto significa que la expresión de la mayor parte de las variables de la conducta, psicológicas y bioquímicas muestra ritmos circadianos, o lo que es lo mismo, oscilaciones en intervalos regulares de tiempo.

Pero es que, además, todos los seres vivos tenemos un reloj que regula nuestra fisiología y que, en nuestro caso, está en el hipotálamo, una región del cerebro. Este reloj está compuesto por un conjunto de proteínas que mantienen los ciclos de manera autónoma; sin embargo, también necesita estímulos externos para «mantenerse en hora». El principal de estos «estímulos» es la luz, sin olvidar que los órganos como el hígado, páncreas e intestino tienen además sus propios ritmos particulares, los llamados relojes periféricos.

Así, gracias a estos últimos, funciones como el metabolismo del azúcar o la producción de colesterol varían en función de la hora. Estos relojes periféricos también responden en cierta parte a la luz, pero sobre todo están regulados por –adivinen– la comida.

Por esto último, esta ciencia ha adquirido actualmente relevancia por su posible implicación en el tratamiento de la obesidad y otras enfermedades relacionadas con la alimentación.

Tanto es así que un grupo de investigación del Estado español, en concreto de la Universidad de Murcia, se preguntó si el tejido adiposo (tejido graso) mostraba un ritmo circadiano o si poseía un reloj periférico interno. Este grupo demostró que la obesidad y la cronodisrupción –alteración relevante del orden temporal interno de los ritmos circadianos fisiológicos y conductuales– están muy interconectadas y han llegado a darle un nuevo enfoque a la obesidad, teniendo en cuenta «cuándo» se producen los factores determinantes de dicha enfermedad.

Fruto de estas investigaciones, estos expertos sugieren que la mejor hora para consumir alimentos y que esto no afecte al peso corporal es el mediodía, pues en ese horario los carbohidratos pueden ser mejor gestionados gracias a que la insulina funciona mejor en el tejido adiposo y éste sería capaz de procesar mejor la glucosa. Teniendo en cuenta estos datos, efectivamente la grasa tendría un reloj interno.

En otro estudio se analizó cómo el momento en el que se consume la comida predice el éxito en la pérdida de peso. Publicado en 2013 en el “International Journal of Obesity”, se demostró que las personas que estaban en un régimen alimentario para bajar de peso y tomaban el almuerzo antes de las tres de la tarde bajaron más rápido de peso que quienes comían la comida principal del día después de esa hora.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que para que estos resultados puedan extrapolarse a toda la población, el número de personas incluidas en el estudio debiera ser mayor y que también existen las diferencias inter-individuales. Esto es, no todos respondemos igual a todo.

Además, no se debe olvidar la regla principal: «Lo que comes y cuánto comes es más importante que cuándo comes».