XANDRA ROMERO
SALUD

¿Por qué engordamos en la menopausia?

Con la llegada de la perimenopausia se producen muchos cambios: emocionales, sicológicos y físicos. El déficit de los estrógenos es el responsable del aumento de peso que se produce durante esta etapa.

Y es que parece que casi ninguna escapa a esta «maldición» ya que el 75% de las mujeres suele aumentar su peso corporal entre 5 y 10 kilos. Este aumento se produce a expensas de un incremento del 17% de masa grasa. Según algunos estudios, tres de cada cuatro mujeres sufren un aumento del tamaño de la cintura. Es decir, el aumento corresponde a grasa visceral, que está relacionada directamente con el incremento del riesgo cardiovascular o algunos tipos de cáncer que se dan en la mujer, como el cáncer de mamá y útero, entre otros, al igual que la diabetes tipo II, el hígado graso, hipercolesterolemia e hipertensión.

Pero qué pasa exactamente para que se produzca este incremento de grasa corporal. En realidad se trata de un desequilibrio metabólico directamente ligado al déficit de estrógenos. Esto hace que el mecanismo por el que las células beta del páncreas liberan la insulina esté dañado, por lo que no hay una adecuada captación de azúcar de la sangre.

Debido a esto, tampoco los músculos captan bien este azúcar y a su vez el hígado, que no recibe el azúcar como debiera, «decide» favorecer la producción de más azúcar y de ácidos grasos, aumentando así los niveles de triglicéridos en la sangre. Y por último el tejido adiposo (graso) eleva el tamaño de los adipocitos (células grasas) y la inflamación.

Todos estos cambios se traducen en la pérdida de masa muscular, así como en el aumento del tejido adiposo, junto a una disminución del metabolismo basal, es decir, la cantidad de energía mínima que necesitamos para subsistir y la eficacia de nuestro cuerpo para utilizar la grasa almacenada como fuente de energía.

Pero, por si fuera poco, estos desórdenes trascienden al perfil emocional de la mujer, imponiendo una tendencia a la ansiedad y a la depresión que puede derivar en alteraciones del patrón de ingesta, ya que las preferencias dietéticas en la menopausia también cambian. Y es que en este período se produce un aumento en el consumo de grasas y disminuye la ingesta de proteínas y de fibras. En un intento de controlar el peso, o simplemente por esta alteración en los gustos dietéticos, la mujer tiende a comer poco, por ejemplo, cenar poco. Si a esto se une que la alteración anímica puede promover el picar entre horas, el resultado es un mayor aumento de peso o grasa corporal.

Por eso es importante adelantarse y cumplir varias pautas antes, durante y después de esta etapa. Se trata de aumentar el consumo de alimentos vegetales y que contengan fibra como las frutas, verduras, legumbres, avena…, que ayudan a disminuir el colesterol.

También es necesario asegurarse el aporte de calcio: vitamina D, vitamina K o magnesio para mejorar la salud ósea; e incrementar el consumo de lácteos, pescados azules y verduras de hojas verdes. Además, se debe elegir mejor la proteína vegetal (legumbres incluida la soja, cereales, frutos secos...), mientras las carnes deben ser magras y sin grasa. Pero, sobre todo, no hay que olvidar hacer ejercicio físico para reducir la pérdida de músculo, aumentar el gasto calórico y fortalecer los huesos.