TERESA MOLERES
SORBURUA

Pino Wollemi, el último descubrimiento

E n 1994, el guardabosques australiano David Noble descubrió una conífera singular en un valle perdido del parque Nacional de Wollemia. Se trataba de un árbol de 40 metros de altura nunca visto hasta entonces. Sus ramas de color verde claro eran similares a las frondas de helechos, y tenía una curiosa corteza granulosa que recordaba al chocolate hirviendo. Los conos masculinos y femeninos eran dispares y vistosos.

Después de estudiarlo, los científicos llegaron a la conclusión de que este ejemplar era un fósil vivo coetáneo de los dinosaurios, a los que además les había servido de alimento. Probablemente vivió entre hace 200 y 65 millones de años. Los botánicos lo denominaron Wollemia nobilis: Wollemia, en honor al parque donde lo encontraron, palabra que en la lengua de los aborígenes australianos –sus auténticos descubridores– significa «mira a tu alrededor»; y Nobilis por David Noble. En realidad no es un pino, sino una rareza perteneciente a la familia de la araucaria chilena.

Al encontrar o descubrir este árbol, los principales jardines botánicos mundiales pidieron un ejemplar. E incluso se dio el caso de que la galería Sotheby’s organizó una subasta de 300 plantas, que se vendieron en total por un millón de dólares. Actualmente se puede comprar un ejemplar por menos de 100 euros. En el Botánico de la isla Mainau, del lago Constanza en Alemania, cuentan con un espécimen bastante crecido que lo enseñan con orgullo. Personalmente me recordó a un pino colonizado en sus extremidades por helechos alborotados. El dinero de su venta se dedica a salvaguardar la especie en su lugar de origen. Los pinos Wollemies aussies que se conservan se han contagiado con un moho que los cuidadores creen que pudo ser introducido por visitantes no autorizados. Desde entonces, el lugar permanece cerrado al público.

Es un árbol fácil de cultivar, que soporta la poda para mantenerlo con el porte deseado. Aprecia la exposición al sol o semisombra, en un suelo ligero y ácido y con temperaturas no inferiores a -5º C. Se puede plantar en solitario como ornamental pero también en tiesto, tanto fuera como en el interior. Hacen falta varios siglos hasta que alcanza los 40 metros de altura.