XANDRA ROMERO
SALUD

Ayunar o no ayunar, esa es la cuestión

Darse un homenaje y luego restringir varios días seguidos el consumo de alimentos viene siendo una costumbre habitual desde hace mucho tiempo y, por desgracia, se practica en muchas casas. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, esta conducta «dietética» tan descabellada como poco recomendable es el esquema que proponen algunos para perder peso. Esto es lo que se conoce como la dieta del ayuno.

¿Ayuno para adelgazar? El ayuno como método de adelgazamiento no es aconsejable, porque cuando dejamos de comer lo que perdemos es fundamentalmente glucógeno muscular y agua, no grasa como pretendemos.

Además, si tus hábitos no son adecuados, no te va a servir absolutamente de nada pasarte de vez en cuando un día entero sin comer. Por el contrario, si llevas un estilo de vida saludable y tu dieta es equilibrada y adecuada, no vas a estar más sano porque realices ayunos, creencias religiosas aparte.

¿Qué dice la ciencia? En junio de 2013, el American Institute for Cancer Research emitió una valoración sobre “The Intermittent Fasting Diet”, que clasificó como «dieta de moda». En sus conclusiones alegaba que, aunque algunas investigaciones preliminares habían mostrado posibles beneficios para la salud y para la pérdida de peso con el ayuno intermitente, no existen evidencias sobre las consecuencias para la salud a largo plazo. Esta dieta puede ser difícil de mantener en un período más prolongado de tiempo y, una vez que se deje, probablemente volverá a recuperarse el peso. Sin embargo, existen protocolos, que no dietas de ayuno intermitente, con finalidad terapéutica. La pregunta es: ¿Hay pruebas de su eficacia?

La evidencia sugiere que el ayuno terapéutico puede proporcionar un beneficio sustancial para reducir el riesgo clínico. En este sentido, se entiende por ayuno intermitente como un día o varias horas durante varios días, nunca de ayunos prolongados durante muchos días. En los ensayos terapéuticos de ayuno en seres humanos se han encontrado beneficios metabólicos y cardiovasculares como, por ejemplo, la reducción de la grasa corporal, colesterol LDL (malo), triglicéridos y en estados de inflamación. El ayuno también aumenta sustancialmente la hormona de crecimiento, facilitando la lipólisis (quema de grasas) para su uso como energía.

Sin embargo, para que el ayuno sea algo más que una moda para adelgazar, es necesario más rigor científico, ya que los datos sobre personas son insuficientes y hay pocos estudios con resultados clínicos.

Respecto a la seguridad, el ayuno terapéutico intermitente no debería tener efectos adversos; no obstante, puede causar algún daño cuando se practica con demasiada frecuencia: dolores de cabeza, desvanecimientos, debilidad, deshidratación y ansiedad por comer. Asimismo, el ayuno excesivo puede conducir a la desnutrición, trastornos de la alimentación, susceptibilidad a enfermedades infecciosas, o daño moderado en algunos órganos.

En definitiva, si el ayuno intermitente en realidad aporta mejoras o cuánto ayuno es beneficioso siguen siendo cuestiones sin resolver. Tampoco se ha establecido dónde está el equilibrio entre los beneficios a largo plazo en comparación con el daño de la ingesta calórica insuficiente. De modo que, de momento, ayunar de vez en cuando ni es beneficioso para adelgazar ni sabemos con seguridad si no va a perjudicar nuestra salud en el futuro.