KOLDO LANDALUZE
CINE

«Plan de fuga», los códigos del «thriller»

Con su segunda apuesta en el formato largo, el cineasta gasteiztarra Iñaki Dorronsoro confirma su predilección por el thriller, un género que en su ópera prima quedó plasmado en un afortunado acercamiento a la trastienda del mundo del boxeo. En aquel filme, “La distancia” (2006), Dorronsoro demostró una gran soltura con la cámara tanto sobre el ring como entre las sombras de los callejones a la hora de narrar la redención de un boxeador caído en desgracia que se enfrenta a sus demonios internos y a un inquietante policía. El género negro afloraba en esta propuesta salpicada de diálogos afilados y enmarcada en un submundo en el que el lumpen reivindica constantemente su lugar en el mundo.

Policías, boxeadores, prostitutas y demás arquetipos funcionaban a la perfección dentro de un conjunto en el que el cineasta no ocultaba su admiración por un género y, sobre todo, por un autor que abrió una nueva vía, que es Enrique Urbizu.

En el transcurso de una conversación anterior en la que asomó la pasión compartida por el género negro, Dorronsoro me señaló que siempre se ha sentido fascinado por la mecánica del thriller porque, dijo, «puedo contar lo que quiera. Siempre hay un resorte dentro de este género que te permite hablar sobre todo lo que quieres, el dolor, el miedo, el bien, el mal o el amor. Además, la propia ‘forma’ de este género te permite contarlo de una manera que puede ser muy asequible para el público. En realidad, no encuentro excesivas diferencias de fondo entre un drama o un thriller. A pesar de que este último siempre sea considerado, muchas veces de forma despectiva, como más asequible para el público».

Visto el buen resultado que cosechó “La distancia”, el gasteiztarra ha puesto en marcha un segundo proyecto en el que el thriller queda de manera más evidente que en su debut, sobre todo porque la acción domina en su apariencia buena parte de una trama que se enmarca en el subgénero de atracos.

En “Plan de fuga” topamos con los ingredientes que se requiere para sacar adelante una historia de «perros encerrados», un equipo de atracadores formado por ex-militares del Este de Europa que, debido a una baja, se verán en la obligación de reclutar a un miembro nuevo y ajeno a su manera de trabajar. Filmado en buena parte en las calles de Bilbo, el filme cuenta con el respaldo de un reparto sólido y solvente que ha sido encabezado por Luis Tosar y Javier Gutiérrez. En el caso del primero no es la primera vez que forma parte de una película de estas características –el pasado año fue reclutado por Daniel Calparsoro para rodar la nada desdeñable “Cien años de perdón”–, y en del segundo, Gutiérrez ya dejó constancia de su valía en el thriller tras su premiada participación en “La isla mínima”. El tercer actor a tener en cuenta es el catalán Alain Hernández.

Vistos los detalles del argumento y los nombres de quienes lideran los títulos de crédito, se intuye que asistiremos a un trabajo físico y de marcado carácter dramático en el que el perforador de la caja fuerte, que ha sido contratado para un trabajo que debe ser definitivo, chocará de bruces con el implacable código profesional y de conducta que enarbola un efectivo equipo carente de escrúpulos.

En relación a este proyecto, Dorronsoro afirma que «siempre me han gustado las historias dramáticas. Me gusta dotar de empaque a los personajes y no me gusta el thriller que se limita a desarrollar una trama de investigación o acción porque sí. En esta película he querido subrayar básicamente dos elementos: la amistad y la lealtad».