MIKEL INSAUSTI
CINE

«Hereditary»

Es el mayor fenómeno terrorífico conocido, porque ningún otro título reciente del género ha revolucionado las redes como lo está haciendo “Hereditary”. En EEUU se estrena el día 8 de junio y en nuestro mercado lo hará el 22 del mismo mes, pero la gente habla ya de la película sin haberla visto todavía, salvo quienes tuvieron el privilegio de descubrirla en el Festival de Sundance. Ignoro si fue un fallo de la organización del certamen fundado por Robert Redford o si se prefirió apostar por el efecto sorpresa, pero la cuestión es que no fue incluida en la Sección Oficial, viéndose relegada a las sesiones de medianoche. A pesar de ello, buena parte de la crítica consideró que fue lo mejor y más impactante de todo lo visto en la última edición, y ahí ya nació la leyenda. No hizo falta promoción, por la sencilla razón de que fueron sus primeros espectadores los que lanzaron las consabidas frases de asombro, con consejos como que no se vaya a verla en solitario y de hacerlo sea en grupo, o comentarios relativos a la impresión de no haber oído nunca en un sala tantos gritos de horror entre el público. Y todo lo que se pueda imaginar, porque las reacciones se salen de lo normal, máxime tratándose de una ópera prima.

No a todo el mundo le ha pillado desprevenido el primer largometraje del joven y extraño Ari Aster, pues ya había interesado a la cinefilia que sigue a fondo la producción de cortometrajes. Con su seminal “The Strange Thing About the Johnsons” (2011) ya llamó poderosamente la atención y generó una gran polémica, porque abordaba un problema de abusos sexuales anómalo de hijo a padre dentro de una acomodada familia afroamericana. En ese corto ya estaba la base temática y estilística de “Hereditary”, con su obsesión por las familias enfermas y disfuncionales como común denominador. Su otra pieza breve más conocida es “Munchausen” (2013), protagonizado por la afamada actriz Bonnie Bedelia, en el papel de una madre neurótica que retenía a su amado hijo a la fuerza para que no se marchara a la universidad, haciéndole enfermar mediante fármacos. Completan su filmografía en corto “Beau” (2011), “Basically” (2014) y “C’est la vie” (2016).

Estamos ante un cineasta diferente capaz de hacer saltar por los aires todos los tópicos conocidos del género terrorífico y del melodrama familiar, aunque la crítica siempre busque comparaciones con los clásicos para disponer de algún punto de referencia ante lo que es novedoso en sí mismo, debido a la personalidad trastornada de su autor. Por eso, al hablar de “Hereditary” se invoca a Roman Polanski y “La semilla del diablo” (1968), al británico Robin Hardy y su película de culto “Wicker Man” (1973) y, cómo no, a Stanley Kubrick y “El resplandor” (1980). Son títulos que aún así no bastan para situarse ante el demencial y tortuoso desarrollo de esta obra que dinamita el terror doméstico, desmarcándose de los lugares comunes visitados por la mayoría de relatos sobre casas embrujadas y familias asediadas por presencias malignas.

La familia Graham la componen la madre Annie (Toni Collette), el padre (Gabriel Byrne), la hija (Milly Shapiro) y el hijo (Alex Wolff). La madre es galerista y realiza obras de arte en forma de diaporamas a pequeña escala que representan a su casa y quienes la habitan, claro que dichas escenificaciones se desquician a raíz de la muerte de la abuela y matriarca del hogar que hereda la protagonista. La hija pequeña empieza a percibir entidades sobrenaturales y entra en juego Joan (Ann Dowd), una amiga que introduce a Annie en sesiones de espiritismo a las que previamente asistía la abuela, con un plan para que el nieto sea el cuerpo receptor del demonio Paimon. Todo ello plagado de una enloquecida sucesión de combustiones espontáneas, decapitaciones y demás situaciones dantescas.