XANDRA ROMERO
SALUD

Alergia al níquel

Probablemente, si hablamos de alergias alimentarias es posible que a nadie se le pase por la cabeza la poco afamada reacción al níquel. Y es que, en realidad, no es una alergia alimentaria pero sí está muy relacionada con la alimentación por más que suene descabellado.

Este alérgeno, el níquel, es uno de los metales que más se emplean en la vida diaria. El tipo de reacción que producen es una alergia de contacto y es la más frecuente en la población, siendo las sales de níquel las que la originan.

De hecho, la prevalencia de la sensibilidad a este elemento químico está aumentando, según la Academia Americana de Dermatología. Las personas sensibles al níquel pueden experimentar una erupción intensa en respuesta al contacto e ingesta prolongada y repetida de este metal.

La alergia al níquel es una respuesta no mediada por la inmunoglobulina E cuya función siempre ha sido la defensa de parásitos y también sabemos que es la que media las reacciones alérgicas, pero en este caso, no mediada por esta inmunoglobulina, existe un mecanismo inmunológico determinado, que hace que nuestras propias células ataquen a nuestro organismo cuando tocamos o ingerimos níquel.

Comúnmente, este metal se encuentra en la mayoría de los objetos metálicos como, por ejemplo, la mayoría de utensilios y batería de cocina, tijeras, bisutería, pendientes y piercings, relojes de pulsera, hebillas, botones metálicos, cremalleras, monedas, oro blanco y prótesis metálicas odontológicas y traumatológicas.

Sin embargo, algunas personas con un alto nivel de sensibilización deben realizar una dieta baja en níquel puesto que el contenido de este elemento en algunos alimentos parece ser el responsable de la persistencia de la sintomatología cutánea.

El problema es que en cuanto a la ingesta de níquel no hay establecida una cantidad recomendada y su importancia nutricional o función bioquímica en humanos no ha sido claramente fijada del mismo modo que su nivel de consumo tolerable superior estimado está únicamente basado en datos de animales.

La complicación de su tratamiento dietético no solo se debe a que hay que seguir una dieta de bajo contenido en níquel, sino que esta implica reducir de forma significativa la ingesta de alimentos tan importantes en una dieta saludable como son muchas verduras, algunas frutas, prácticamente todos los frutos secos, las legumbres, algunos pescados y los cereales integrales; asimismo, el cacao, los suplementos vitamínicos y cualquier alimento enlatado.

Además, también hay que poner especial atención a la ingesta de hierro puesto que se sabe que ambos metales utilizan el mismo transporte a través del intestino delgado, es decir, la misma vía de absorción, por lo que si aumentamos el contenido de hierro en nuestra dieta, estaremos también evitando que se absorba parte del níquel contenido en los alimentos.

De todas formas si padecemos esta alergia y lo sabemos porque un médico nos ha dado este diagnóstico tras realizar las pruebas clínicas pertinentes, es importante acudir a un dietista-nutricionista que no solo nos paute una dieta baja en níquel y alta en hierro, si no que pueda valorar y corregir las consecuencias de la exención de algunos nutrientes básicos y sustituir dichos alimentos por otros que contengan los mismos nutrientes para así evitar que acabemos siguiendo una dieta desequilibrada e insuficiente.