TERESA MOLERES
SORBURUA

Una tapizante vigorosa

La solución para evitar que las malas hierbas se desarrollen al pie de los arbustos y, a la vez, conseguir proporcionar un aspecto decorativo al macizo, está en cubrir el suelo con una tapizante o cobertora que ejerce función de acolchado.

La variedad tapizante Aegopodium podagraria “Variegata” forma un tapiz de hojas verde suave con los márgenes color crema. Se necesitan cuatro plantitas por metro cuadrado; es muy fácil de plantar y no es necesario remover profundamente la tierra para no correr el riesgo de estropear las raíces del arbusto. Basta con un trasplantador para colocar el cepellón una vez humedecido y luego aplastar con cuidado.

Esta planta es una buena elección cuando no se ha conseguido que crezca otra planta cobertora. Sin embargo, hay que cuidar que no salga del marco de plantación pues es invasora. Se debe usar en zonas restrictivas; por ejemplo, entre una acera y una parte cimentada para que, debido a la rapidez con la que se extiende, sus estolones invasivos subterráneos no sobrepasen sus límites. Crece en áreas de difícil plantación y en cualquier suelo.

Su uso es aplicable a bordes, taludes, pendientes, cerca de zonas cementadas y para iluminar un lugar sombreado del jardín. Antes de plantar esta tapizante al pie de arbustos menores de dos años y para evitar la concurrencia entre raíces, hay que colocar un muro de adoquines o piedras juntas y bien hundidas en una superficie de al menos 20 cms al pie de cada arbusto.

Después de la plantación se recomienda regar en abundancia. En el caso de que al pie de los arbustos tengamos riego por medio de tubos porosos, será suficiente para que la planta se sienta a gusto. Para evitar los daños de la zamburiña invasora podemos optar por otras cobertoras que aguantan las pisadas como la rastrera de Nueva Zelanda, Leptinella squalidade, de 5 cms de altura que tiene hojas como un helecho enano. También permisivo con el paso continuado es el tomillo ornamental, Thymus pseudolanuginosus, excelente entre las piedras del camino y que crece a pleno sol. Y para dar color hay tapizantes como la consuelda, Ajuga reptans, con espigas de un azul intenso, la Fragaria chiloensis o frutilla chilena y las azules y preciosas campanillas dálmatas, que aguantan la sequedad del verano.