Mertxe Aizpurua
IRUDITAN

A restaurarse tocan

No es un antes y un después. Ambas imágenes son del mismo día –el último del pasado mes de enero– y corresponden a dos relieves arquitectónicos de una misma fachada en un edificio de Moscú. A la figura superior la han dejado tranquila, sin perturbaciones. De ahí que mantenga el gesto de sonriente placidez. Porque el tiempo, si hace su trabajo bien, no perturba. A la inferior la han sometido a un proceso de restauración actual, como si le hubiesen aplicado bótox a la inversa. Y así ha quedado, demostrando que Darwin tenía toda la razón, que el naturalista no dijo que el género humano provenía del mono, sino que somos monos. Como si la alteración en las redes sociales fuera capaz de provocar un estallido revolucionario, el pie de foto asegura que el resultado ha levantado “disturbios” entre los moscovitas. Creánselo, si quieren, que los tiempos cambian y si antes, al hablar de restauración, venía a la mente como un resorte automático la borbónica, ahora el inconsciente la acompaña con el término fallida y, como por encanto, se nos aparece el “Ecce Homo” de Borja, convertido en icono de la cultura friki-pop que ha hecho de Cecilia Giménez, su autora, toda una celebridad, y de su iglesia, la empresa con más beneficios de la zona. Quien ríe el último ríe mejor y al final es este pueblo aragonés el que se ha descoyuntado de las risas. ¿Quién dijo que lo sucedido era más de digno de compasión que de censura?