MIKEL INSAUSTI
CINE

«Gloria Bell»

Nada que objetar a que un cineasta chileno haga un remake anglosajón de una de las películas rodadas en su país de origen, puesto que la lista de maestros o autores consagrados que hicieron versiones en inglés de sus propias películas habladas en otros idiomas es ya muy larga, incluyendo al mismísimo Haneke. La prensa especializada lo confirmó además en la presentación de “Gloria Bell” (2018) en Toronto, reconociendo que se trata de una traducción perfecta, hasta el punto de que resulta imposible establecer comparaciones con respecto al trabajo de Sebastián Lelio en “Gloria” (2013), del mismo modo que nadie podrá decir si la interpretación estelar de Julianne Moore es mejor o peor que la que Paulina García hiciera de forma memorable en la película original.

La decisión creativa tomada por Lelio resulta también lógica si se tiene en cuenta que fue su cuarto largometraje chileno el que le consagró internacionalmente, tras ganar el premio de Cine en Construcción en Donostia y obtener el Oso de Plata a la Mejor Actriz en la Berlinale para Paulina García. Sus anteriores “La sagrada familia” (2004), “Navidad” (2009) y “El año del tigre” (2011) no habían llamado tanto la atención, y fue ya con su quinta realización, “Una mujer fantástica” (2017), cuando recibió el Óscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa. Pero a pesar de ese éxito que le abría de par en par las puertas de Hollywood, Lelio prefirió rodar su primera película en inglés en Gran Bretaña. Con “Disobedience” (2017) demostró su maestría como director de actrices, dirigiendo a Rachel Weisz y Rachel McAdams de manera tan convincente como antes lo había hecho con Paulina García o la transexual Daniela Vega.

Para su primera película en Hollywood ha contado no solo con una de las actrices más grandes, sino también con el apoyo en la producción de Pablo Larrain, otro compatriota suyo que le precedió en el salto a la meca del cine, y que le ha allanado el camino con su corta pero consolidada experiencia. Conoce bien el terreno que pisa, sabedor de que una película introspectiva y feminista no necesita de grandes lanzamientos, por lo que la distribuidora A24 ha dejado pasar un prudente espacio de tiempo entre su première en el TIFF y el estreno estadounidense de primavera.

Además de cambiar el idioma, aunque la historia que cuenta es idéntica, los ambientes en los que se mueve la protagonista son otros. Ahora su afición al baile la traslada a las discotecas de Los Ángeles, y los temas que allí suenan son canciones de pop nostálgico muy bien escogidas. Si en la versión chilena la canción que servía de leit motiv era el “Eres” de Massiel en clave autoafirmativa, en la nueva banda sonora se ha inclinado por la versión en inglés que Lara Branigan hizo del “Gloria” italiano de Umberto Tozzi. A su lado no desmerecen “Alone Again”, de Gilbert O’Sullivan; “Total Eclipse of de Heart”, de Bonnie Tyler o “No More Lonely Nights”, de Paul McCartney.

Son letras que reflejan muy bien la soledad de esta mujer que sobrevive a la cincuentena, a la falta de comunicación con sus hijos y al divorcio con un hombre que prefirió emparejarse con alguien más joven. Ella tiene a cambio su irrenunciable libertad, deseada y asumida, a pesar de que sus ganas de bailar le lleven a locales nocturnos equivocados donde encontrará compañías masculinas equivocadas.

A diferencia de lo que ocurre en el cine comercial, no existen para la protagonista supuestas soluciones románticas en forma de segundas oportunidades. Y en tal sentido el encuentro con otro divorciado algo mayor que ella no conllevará en última instancia ningún tipo de compromiso.

Dicho personaje está aquí más desarrollado, seguramente para hacer justicia a la excelente actuación del italoamericano John Turturro, secundado por Sean Astin, Michael Cera, Jeanne Tripplehorn, Rita Wilson y Barbara Sukowa.