Mikel Zubimendi

Votar contra Trump no bastará

Todo el mundo mirará en noviembre de 2020 a EEUU, a unas elecciones que serán un referéndum sobre Donald Trump. EEUU está en manos de un presidente que cree que todo es transaccionable, que todo se puede comprar y vender. Las mentiras, las amenazas y las falsas promesas forman parte de la normalidad de la política en un país polarizado, desconcertante y, a menudo, aberrante, violento y, a la vez, imperturbable ante ese hecho.

Pero ganar a Trump no va a ser tan fácil como pudiera parecer. Su afán por buscar la adulación y las ventajas a corto plazo le han permitido fidelizar una base amplia, a la que nada o casi nada haría que dejara de apoyarlo. Ni Rusia, ni la falta de verdad, ni su retórica deshumanizadora. Nada de eso será suficiente. Ni siquiera el hecho de que sea el cuarto presidente en la historia de EEUU en ser sometido por el Congreso a un proceso de destitución o impeachment.

Además, la economía será un tema crucial en las elecciones. Y, en honor a la verdad, hay que decir que esta juega a su favor. En términos macro, EEUU nunca estuvo tan bien situada y con un paro tan bajo. Eso será un gran impulso para Trump.

Se repiten las señales de alarma como que las plataformas digitales vuelvan a intoxicar con información falsa, profundicen en la discordia, y que ello, potencialmente, afecte al resultado electoral final. Se espera una campaña de armas tomar, con navajazos y juego sucio, no exenta de intervención exterior. Pero tampoco parece que ese terreno embarrado juegue en contra de Trump.

¿Contra quién se enfrentará el magnate de Queens? Todavía hay un montón de candidatos en el bando demócrata en la carrera para la nominación. Probablemente, tras el fracaso en las elecciones británicas de Jeremy Corbyn y el efecto que ese resultado pueda tener en candidatos más a la izquierda como Bernie Sanders, los demócratas busquen a alguien «elegible», aunque casi nadie sabe realmente qué significa ese término. Pero ha cobrado fuerza la idea de que lo prioritario es y será ganar a Trump, y lo secundario hacer un programa de transformación, apostarlo todo por la pureza de unas propuestas que, además, pudieran enervar o alienar a amplios sectores, especialmente en los estados del medio oeste que tradicionalmente decantan el resultado.

Hay un montón de razones para votar contra Trump en 2020, pero hay tantas o más razones aún para esperar que vuelva a ganar si los demócratas no son capaces de ofrecer una alternativa solvente, un candidato mejor.