Cyril Abad
ritos religiosos en los apalaches

La iglesia de la serpiente

En algún lugar de las Montañas Apalaches de Virginia Occidental...

Detrás de las puertas de unas cuentas iglesias de los Apalaches (Virginia Occidental) hay serpientes venenosas. En los Estados Unidos y desde principios del siglo XX, unas pocas y aisladas iglesias pentecostales han convertido la manipulación de estos reptiles en parte de un servicio religioso basado en una interpretación muy literal de un pasaje bíblico del Evangelio según san Marcos: «Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán» (Marcos, 16:17-18-18-18).

Para estas corrientes religiosas, este reptil es la encarnación del mal. Y cuando un miembro de esta iglesia, muy a menudo el mismo pastor, “recibe” al Espíritu Santo, en el transcurso del trance será capaz de manejar serpientes venenosas, beber veneno (estricnina) e incluso quemarse con cócteles molotov. En caso de mordedura o de que presente convulsiones por el veneno, simplemente se deducirá es por falta de fe o que la causa es la no observancia de las enseñanzas del Espíritu Santo.

Chris, un antiguo carpintero convertido en pastor pentecostal, celebra misa todos los sábados por la noche y también los domingos en su pequeña iglesia, ubicada al fondo de un valle montañoso de Virginia Occidental. Esta región fue golpeada por la crisis del carbón en la década de 1980 y las cifras son abrumadoras: la población ha disminuido en casi un 80% en los últimos 25 años y casi cuatro de cada cinco casas han sido abandonadas. Esta perdida región es la más afectada por la crisis en el país.

Trance, veneno y salvación. Chris confiesa que creó su iglesia después de que sintiera que había sido salvado por Dios de su adicción a la metanfetamina y la cocaína. Muchos de sus feligreses afirman también que se han curado de estas mismas adicciones, así como del alcoholismo y de enfermedades como el lupus o ciertos problemas cardíacos. Durante sus servicios, Chris manipula las serpientes frente a sus feligreses, rodeado de músicos que, en su mayoría, son también pastores.

La música juega un papel esencial: es una mezcla de rock y country que, por su ritmo, facilita que alcancen el trance. Algunos feligreses pueden participar en la manipulación de las serpientes cuando se sienten “habitados” por el Espíritu Santo.

La comunidad o su pueblo, como le gusta llamarlos a Chris, tiene un centenar de miembros. En los días importantes, llegan a reunirse hasta sesenta personas en su pequeña capilla de madera. Un servicio típico es bastante enérgico e incluye mucho baile, cantos, llantos, gritos y que se hable en varias lenguas. Las serpientes se guardan en cajas junto al altar hasta que el pastor alcance el trance. Durante el servicio, el ruido causado por la serpiente cascabel llega a solapar la música.

Elegidas previamente por Chris en su sótano, transformado en un vivero de estos reptiles, a las protagonistas del acto religioso se le pueden añadir algunas traídas por los propios feligreses. Hay principalmente serpientes de montaña autóctonas, cazadas por los manipuladores, y se pueden encontrar serpientes cascabel de bosque y cantil cobrizo norteño (Agkistrodon contortrix), ambas especies obviamente mortales.

Es habitual levantarlas en el aire, bailar con ellas, frotárselas por el rostro e incluso caminar sobre ellas. Los feligreses también pueden llegar a consumir veneno; la mayoría de las veces, estricnina.

Dos muertos en la familia. Chris admite que les tiene miedo a las serpientes. Pero, añade, cuando el Espíritu Santo desciende sobre él, siente que trasciende y, en ese momento, solo percibe amor puro y absoluto. Es, añade, una experiencia única e indescriptible. Perdió a su padre hace diez años y a su hermano hace siete, ambos a causa de una mordedura durante un servicio religioso. Y es que los pastores se niegan a ser tratados por un médico, debido a que lo consideran una traición a su fe. En la cita bíblica Marcos 18, se dice que «sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán». No siempre resulta así, evidentemente.

En los Estados Unidos, se han registrado más de sesenta casos de muerte por mordeduras de estos reptiles durante servicios religiosos. Como resultado, su manipulación se ha vuelto ilegal en varios estados, incluyendo Tennessee, Alabama y Kentucky, estados en los que estas iglesias están presentes.

Sin embargo, es raro que se incoen juicios por este motivo y, aunque la comunidad niega que sea parte de una secta, estas misas se han convertido en unas prácticas notoriamente privadas y secretas. Chris nos dejó asistir a algunas de sus misas, incluída una en la que conmemoraba la memoria de su hermano Mack. Y, durante el servicio, recibió una mordedura.