Jone Buruzko
IRUDITAN

¿A dos metros de distancia?

La recomendación sanitaria de mantener las distancias para evitar la transmisión del coronavirus se convierte en una auténtica utopía en demasiados lugares del mundo y, en algunos, como en Ciudad Bolívar, al sur de Bogotá, parecen responder con su propia fisonomía. En esta localidad colombiana –ubicada a 2.560 metros de altitud en la parte más baja y a 3.800 metros sobre el nivel del mar en su parte más alta–, esas pintorescas casas de colores casi pegadas unas con otras parecen decir lo contrario.

Son sitios en los que practicar la distancia social es realmente complicado, ni en casa, donde conviven familias hacinadas, ni en sus estrechas calles a donde acuden sus habitantes a desahogarse y a tomar el aire.

Otra de las reglas básicas para combatir al Covid-19 es lavarse las manos con agua y jabón. Según la ONU, 3.000 millones de personas en el mundo carecen de acceso a redes de distribución de agua y no pueden abrir el grifo para lavarse adecuadamente en sus hogares. Buena parte de ellos vive en asentamientos urbanos de América Latina. Hablamos de vecindarios superpoblados y con una gran población dentro de los niveles de pobreza. Muchas son personas que trabajan en la economía informal que la Organización Internacional del Trabajo cifra en casi 1.600 millones de personas a las que se les presenta otra disyuntiva: arriesgarse a contagiarse o morirse de hambre.