XANDRA ROMERO
SALUD

Redes sociales y salud

La semana anterior “abríamos un melón” que difícilmente se podía cerrar en un solo artículo, por lo que continuaremos hablando y pensando sobre redes sociales, influencers y salud, concretamente la salud relacionada con la alimentación y la nutrición. Vimos cómo sendos estudios demuestran que el contenido sobre comida y alimentación que vemos en las redes sociales, lejos de ser inocuo, afecta a nuestro comportamiento alimentario, pero no solo a nosotros, adultos, si no que, de forma aún más peligrosa, a nuestros pequeños y adolescentes.

¿Y por qué es tan peligroso? Porque según un informe reciente de Ofcom (Oficina de Comunicaciones, autoridad reguladora y de competencia para las industrias de radiodifusión, telecomunicaciones y correos de Gran Bretaña), aproximadamente el 93% de los niños de 8 a 11 años se conecta a internet, el 77% usa Youtube y el 18% tiene una cuenta de redes sociales. En los preadolescentes y adolescentes (de 12 a 15 años de edad), el 99% se conecta, el 89% usa Youtube y el 69% tiene una cuenta de redes sociales.

Así, otro estudio más confirma la influencia que tanto los instagramers como los youtubers pueden tener en la alimentación de los pequeños de la casa. Dicha investigación ha sido publicada en la revista “Pediatrics” y dirigida por Científicos de la Universidad de Liverpool. El estudio concluye que «las marcas buscan relaciones promocionales con influencers debido a su alcance y la confianza que los seguidores tienen en ellos», afectando así a los comportamientos alimentarios en los jóvenes expuestos.

El o la influencer destaca en una red social u otro canal de comunicación y expresa opiniones sobre un tema concreto ejerciendo una gran influencia sobre muchas personas que la conocen. Desafortunadamente, son personas sin preparación para dirigirse a masas y mucho menos en materia de salud, y es por esto que muchas veces carecen de responsabilidad social. Además de la carencia de formación, el peligro de esta figura radica en que los niños (y los no tan niños) los ven como iguales, incluso como nuevos modelos de referencia, y nadie les ha explicado qué diferencia hay entre esos referentes y los que realmente lo son, por ejemplo, profesionales sanitarios, padres y adultos de su entorno, a los que se les puede confiar esa función.

Sus actos pueden tener consecuencias graves en los más pequeños de la casa, justo en un momento vital en el que se interioriza el estilo de alimentación de la familia y el entorno de forma natural. En la adolescencia, por el contrario, se fijan los hábitos de alimentación adquiridos en la infancia pero, en esta etapa sí tienen más capacidad de variar la alimentación y la influencia de los youtubers podría afectar más a sus hábitos alimenticios, de forma que sigan un modelo poco saludable. El mejor mensaje es el ejemplo, por lo que, si los adultos no tenemos claro qué contenido es fiable y cuál no, esto afectará a toda la familia. Así pues, si queremos hacer un buen uso de Internet y las redes sociales en el ámbito de la salud alimentaria y ser consumidores y pacientes críticos, es conveniente que tengamos en cuenta los siguientes criterios:

1. ¿Quién está detrás de los contenidos? ¿Es un profesional de la salud debidamente titulado para hacer recomendaciones y divulgar sobre salud y alimentación?

2. La página web que lo publica, ¿es una página de carácter sanitario oficial? ¿Carece de conflicto de intereses? ¿Nos cuenta las bondades de algo que publicita y quiere vender?

3. ¿Se puede encontrar su Cv de forma sencilla? Es importante conocer la formación de quien está detrás de la pantalla.

4. ¿Los contenidos que divulga, están debidamente referenciados?

5. ¿Hace recomendaciones concretas y dirigidas a toda la población? No es conveniente hacerlas para toda la población, pues somos muy diferentes.

6. ¿Indica qué alimentos se deben comer y cuáles no? Por lo general, se debe huir de quien nos insista en listar una serie de alimentos que “es mejor” o “es peligroso” consumir.

Fomentar esta visión crítica y educativa sobre lo que vemos en internet ayudará a tener una visión más objetiva y ajustada a la realidad sobre lo que se ve en la pantalla.