MIKEL INSAUSTI
CINE

«Tlmocník»

En principio, la distribuidora Surtes Films tiene anunciado para mediados de este mes el estreno de esta película eslovaca de 2018, bajo el título en la versión doblada de “Sin olvido”, aunque internacionalmente ha sido distribuida como “The Interpreter”. Ambas denominaciones están relacionadas con su temática, relativa a la memoria histórica y la diversidad cultural y lingüística de la vieja Europa. Fue nominada al Óscar por su país y triunfó en los premios del cine eslovaco con siete estatuillas, entre ellas la de Mejor Película. Es seguramente el logro más importante en la trayectoria del ya veterano director eslovaco Martin Sulik, ganador en dos ocasiones del Premio Especial del Jurado en el festival de Karlovy Vary con “El jardín” (1995) y “Gypsy” (2011). Como protagonista de “Tlmocník” (2018) quería contar con el maestro del cine checo y uno de los nombres más influyentes en su nueva ola de los años 60, Juraj Herz, pero enfermó justo al comienzo del rodaje y falleció poco después. No era tarea fácil encontrarle un sustituto de garantías, puesto que tenía que ser un octogenario que dominase el alemán y el eslovaco, estando dispuesto a viajar en coche con todo el equipo de la producción detrás.

Y la solución resultó al final el mayor acierto, porque encontró a otro gran maestro del cine checo dispuesto a aceptar el reto y, a sus 82 años de edad, Jiri Menzel dijo sí. El ganador de un Óscar por “Trenes rigurosamente vigilados” (1966) es el consagrado y reconocido autor de otras maravillas como “Un verano caprichoso” (1968), “Alondras en el alambre” (1969), “Los hombres de la manivela” (1979), “Tijeretazos” (1981), “Mi dulce pueblecito” (1985), “El fin de los buenos tiempos” (1985) o “Yo serví al rey de Inglaterra” (2006). Con todo ese bagaje a cuestas, además de una nutrida experiencia también delante de la cámara, se muestra perfecto para el papel de viejo profesor judío que ha arrastrado toda su vida a cuestas la triste herencia del holocausto.

Jiri Menzel forma la pareja actoral ideal con el curtido actor y humorista austriaco Peter Simonischek, al que le llegó el éxito internacional tardíamente como protagonista de la película de Maren Ade “Toni Erdmann” (2016). Borda el rol opuesto y antagónico de su compañero de reparto ya que, si el anciano se muestra serio y retraído a cuenta de sus circunstancias familiares, en cambio su más relativamente joven partenaire, que ya tiene 73 años, hace de tipo vividor y pegado al presente, que hasta el momento no ha querido saber nada del pasado de los suyos.

El viejo traductor sí piensa en el exterminio y hace por saber de lo que realmente ocurrió, lo que le lleva a leer un libro acerca de un oficial de las SS, en quien cree reconocer al asesino de sus padres, motivo por el cual busca a su hijo y lo encuentra. De entrada, el amnésico y alegre descendiente del nazi se desentiende del asunto, pero acaba por entrarle la curiosidad y se une al viaje para averiguar acerca de su progenitor y verdadera identidad.

El rigor histórico le viene a esta ficción por dos vías que dotan de un trasfondo realista a esta película de carretera que recorre la geografía del horror vivido en Eslovaquia, siendo la principal fuente de inspiración el libro del austriaco Martin Pollack “El muerto en el bunker”, donde investigaba sobre un criminal de la Gestapo que resultaba ser su propio padre. La otra es el documental eslovaco de Dusan Hudec “Svedok” (2001), que recoge testimonios de las últimas supervivientes de la masacre del llamado Domingo Sangriento que tuvo lugar en enero de 1945 en las aldeas de Kl’ak y Ostry Grún, y así se incluye un fragmento del relato de una anciana Anna Nováková, que salvó la vida al quedar atrapada bajo el cadáver de su madre.

“Tlmocník” habla de que la reconciliación no es posible sin la memoria histórica, tal como lo representa el acercamiento personal entre un hijo de judíos y otro de sus verdugos.