XANDRA ROMERO
SALUD

El contexto nutricional: la clave

C ualquiera que como yo haya odiado las matemáticas toda la vida, bien podría definirlas como que son “simples números”. No obstante, las matemáticas son la base de la astronomía, están presentes en la naturaleza y las usamos día si, día también en nuestros quehaceres diarios. Entonces, ¿cuál es el problema?, probablemente, la forma en la que nos las han enseñado siempre. Y lo mismo ha ocurrido y ocurre con la nutrición.

Desde la aparición del concepto “nutrición” en la ciencia, ésta ha sido estudiada y valorada como un proceso exclusivamente biológico. Este es el problema que seguimos arrastrando, porque aunque la ciencia considera en la actualidad la nutrición como un concepto tridimensional que involucra además de lo biológico, aspectos sociales y ambientales, la sociedad y algunos profesionales siguen entendiéndola sólo como algo biológico.

Un ejemplo de este mal entendimiento de la nutrición son las enfermedades crónicas a las que nos enfrentamos cada vez más. Una diabetes mellitus tipo 2, una obesidad o las enfermedades degenerativas no solo se relacionan con desequilibrios metabólicos ocasionados por una alimentación inadecuada (biológico) sino también por aspectos sociales y medio ambientales. Por lo que el tratamiento e incluso la prevención de dichas enfermedades deberían adecuarse a los aspectos biológicos, sociales y medio ambientales de cada individuo.

De este modo, es importante que cuando pensemos en el proceso nutricional de una persona, seamos sanitarios o si lo pensamos sobre nosotros mismos como individuos, entendamos que debemos conceptualizarnos bajo el modelo biopsicosocial (nos afecta lo biológico, lo psicológico y lo social). Si no lo hacemos así, no podremos entender ni poner en práctica herramientas nutricionales para la modificación de los estilos de vida no saludables.

Una vez entendido esto, el siguiente paso es tener en cuenta el contexto individual de cada persona. El término “contexto” hace referencia a lo que rodea a un acontecimiento o hecho. El contexto es un marco, un ambiente, un entorno, un conjunto de fenómenos, situaciones y circunstancias, no comparables a otras, que rodean o condicionan un hecho.

Cuando pensamos en que tenemos un “problema”, un “hábito” que queremos cambiar, no podemos aislar dicho problema del contexto individual en el que éste “hábito” se ha creado, pues ese contexto es el que determina el sentido y función de dicha conducta “problema”. Esto quiere decir que, por ejemplo, si una persona tiene el problema de que está evitando o restringiendo comida (conducta “problema”), puede ser porque a) está descontento con su físico y esto le sirve para evitar sentirse culpable por engordar o b) porque tiene pánico a mostrarse comiendo delante de la gente, al igual que le ocurre en otras situaciones.

Probablemente, en la primera situación, esta persona, necesita educación nutricional para comprender cómo NO funciona ese tipo de restricción y qué efectos tiene, pero además, necesitará tratamiento psicológico encaminado a trabajar su imagen corporal. En el segundo supuesto, aunque el “problema” se exprese a través de la comida, la base es un problema de habilidades sociales, por lo que el tratamiento psicológico debe ser el eje central.

La conducta es la misma, pero de dónde viene y por qué lo hace cada persona, es lo que determina la solución. Así, en nutrición, esto significa que las herramientas nutricionales, dietéticas y de educación nutricional disponibles y válidas para algunas personas, en algunas situaciones y por algún tiempo, no son soluciones para todos todo el tiempo.

De modo que, dejemos de validar opiniones basadas en el “amimefuncionismo” («a mi vecina del pueblo le funcionó tal dieta, pruébala»), dejemos de acudir a profesionales que no tengan en cuenta nuestras circunstancias personales y dejemos de poner el foco sólo en la comida, porque el entorno que rodea nuestra selección de alimentos y nuestra forma de alimentarnos, es igual de relevante.