TERESA MOLERES
SORBURUA

Frutas a descubrir

Plantas ornamentales, algunas comunes en nuestros jardines, producen frutos que todavía nos son desconocidos como comestibles. La mayoría de las madreselvas Loniceras son muy cotizadas como ornamentales pero en gran parte son tóxicas. Sin embargo, una de ellas, L. Kamtschatica o arándano de Siberia, se puede comer. Rústica de cultivo apropiado en el jardín, produce abundancia de bayas alargadas azucaradas y ácidas. Ya se conocen variedades mejoradas con frutos grandes.

Un arbusto tropical que se puede cultivar en climas atemperados, e incluso resiste a temperaturas de -10°, es la feijoa, Acca sellowiana. Tiene flores muy bonitas, carnosas y comestibles, que en otoño se transforman en frutos gruesos de carne cremosa azucarada y algo picante además de perfumada. Posee un alto contenido en vitamina C y betacaroteno.

La akebia, Akebia quinata, es una trepadora fuerte con hojas primaverales y olor a chocolate. Pero lo que llama más la atención son sus extraños frutos enormes de color violeta oscuro, muy apreciados en Japón. Para nuestro gusto, resultan algo sosos con cierto parecido a la sandía. Solo crecen en las primaveras suaves y soleadas.

Otro arbusto muy conocido, utilizado para formar setos cerca de la costa, es el Eleagnus. Tiene flores perfumadas, además de unas bayas pequeñitas carnosas y aciduladas ricas en vitamina C y ácidos grasos esenciales. Las que florecieron en primavera, aparecen en otoño, como la conocida Eleagnus ebbingei cuyas bayas se ocultan entre el follaje verde y plateado.

Las bayas de la fucsia son otra fruta a probar. La variedad Fuchsia regia var reitzi produce bayas comestibles de color negro violáceo y la verdad es que sorprende que sea todavía una desconocida. Exigen mucho calor para prosperar y tienen frutos gruesos con pocas pepitas, carnosos y azucarados que se pueden comer crudos o en confituras.

Estos arbustos o árboles frutales necesitan diferentes ejemplares para que su producción sea mayor. Algunos son incapaces de polinizarse ellos mismos, por lo que necesitarán un espacio grande para instalar varios ejemplares. En investigaciones recientes se trabaja en producir variedades auto fértiles, como se logró con kiwis y asiminas, otra fruta tropical parecida al mango.