Las subidas de precios
Por tradición, el mes de enero se estrena siempre con la subida de precios de todo o casi todo lo que concierne a nuestra economía doméstica. El mercado no da tregua, ni tan siquiera en épocas excepcionales como la que estamos viviendo, y hace suya la frase de que también de las crisis se puede sacar provecho. El nuevo año se ha iniciado con subidas en la electricidad y gas natural, en Correos (sellos y envíos de paquetería), en las comisiones bancarias, los carburantes –que ya se adelantaron como el encendido de luces navideñas– y que seguirá al alza por el ‘céntimo verde’. A todas ellas, que son las de andar por casa, se irán sumando las llamadas “actualizaciones anuales” de las diferentes pólizas de seguros, que sí o sí todos llevamos en algunas cosas: póliza del hogar, de servicios funerarios o del coche.
Y, por último, están las subidas de productos y servicios, no de primer orden, como la matriculación de vehículos, las bebidas azucaradas y edulcoradas (que suben de un iva del 10% al 21%) y las denominadas tasas “Tobin” y “Google”, un nuevo impuesto a envases de un solo uso, otro a los residuos, etc.
Recursos básicos. Aunque toda subida de precios es una mala noticia, la del gas y la electricidad duele y mucho, porque no es de recibo que aprovechen el crudo invierno, cuando más se tira de estos recursos tan básicos y necesarios, para llevarla a cabo. El gas, en las tarifas de último recurso (TUR) a las que se acogen principalmente los usuarios domésticos, se encarece de media el 5,97%; la bombona de butano se sitúa en este inicio de año en 12,68 euros, tras subir casi un 4,9% en noviembre; y la electricidad que se lleva la palma, tanto en el precio del kw/h, como de los abusivos impuestos gubernamentales que se llevan el 27% de cada recibo, lesea 21% del iva general más el impuesto especial sobre la electricidad. No nos consuela que se anuncien modificaciones a toro pasado, esto es a partir del 1 de abril, que es cuando entrará en vigor la nueva estructura del recibo, con la discriminación horaria en todos los peajes simplificando los periodos horarios. El daño está hecho.
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