Teresa Moleres
SORBURUA

Imprescindible en abril

Los bulbos de floración primaveral necesitan dos recursos para reconstituir sus reservas: tierra bastante rica y sol. Una vez acabada la floración hay que cortar las flores marchitas, dejando las hojas para que el bulbo siga alimentándose. En el caso de las fritillaires imperiales requieren suelos ricos; si hay carencia aportar fertilizante líquido u otro con azote (nitrógeno) y oligoelementos.

Los bulbos de gladíolos para que florezcan en verano se plantan ahora, a mediados de abril, en un lugar a pleno sol. Es hora de retirar la cobertura protectora que pusimos en invierno para que el suelo se caliente. Con la tierra húmeda, arrancar las hierbas con raíces profundas –potentilla, grama o correhuela– y también escardar las malas hierbas para dejar que se sequen al sol.

Es importante en abril atraer los insectos auxiliares que protegen el jardín contra otros insectos que hacen estragos, como por ejemplo los pulgones, que se alimentan del polen y néctar en su estado adulto. Para atraer estos insectos beneficiosos, plantaremos al pie de las plantas sensibles a las plagas, rosales, frutas y legumbres, plantas anuales que florecerán en primavera.

Las anuales más atractivas para los insectos buenos son las centauras, crisantemos, malva o lavatera, alyssum, cosmos, caléndula, phacelia, borraja, eneldo o zinnia, entre otras. Hay que escoger siempre las variedades simples pues cuando tienen muchos pétalos o flores dobles actúan en detrimento de la producción de néctar y polen. Estas flores se pueden mezclar para hacer el lugar más atractivo a los insectos polinizadores. Plantarlas en los extremos o entre dos filas de verduras, también alrededor del huerto, en bandas floridas y macizos en las proximidades de rosales y árboles frutales.

En tiesto plantar vivaces que durarán 2 ó 3 años, aunque son menos floridas que las anuales que florecen rápido y en abundancia. Lo ideal es asociar dos tercios de vivaces y un tercio de anuales. El efecto del conjunto crea una sensación de duración a lo largo del año. Para poder sacar las anuales con facilidad cuando han acabado de florecer, deben enterrarse con sus contenedores de plástico, así las raíces de las vivaces no corren peligro de rotura.