Xandra  Romero
Nutricionista
SALUD

SIBO, sobrecrecimiento bacteriano

Si hay un área o sector sobre la que se esté investigando especialmente estos últimos años, esa es la flora bacteriana o la microbiota humana. Hasta la fecha sabemos que tiene comunicación bidireccional con el cerebro y que se relaciona con infinidad de procesos patológicos y enfermedades crónicas. También sabemos que, por distintos factores, nuestra microbiota puede sufrir alteraciones que afecten a la diversidad de las especies que la forman y/o a la cantidad. Cuando esto ocurre, se produce un proceso patológico denominado sobrecrecimiento bacteriano (SIBO).

En los últimos años, el SIBO ha ido ganando terreno en los diagnósticos clínicos y se estima que hasta un 35% de la población general puede padecerlo, pudiendo aumentar la prevalencia hasta el 80-90% en personas que sufren, además, otras patologías digestivas como el Síndrome del Intestino Irritable, entre otros.

Normalmente, gran parte de la microbiota intestinal se ubica en el colon (95%) de modo que el intestino delgado queda prácticamente libre de bacterias, pues es una zona dedicada a la digestión y absorción de nutrientes.

Cuando las bacterias migran del colon hasta el intestino delgado, provoca una serie de graves alteraciones. En primer lugar, las células del intestino competirán con las bacterias por conseguir alimento y esto provocará diferentes alteraciones como acumulo de gases, que provocará a su vez (hinchazón abdominal, distensión, flatulencia, acidez, estreñimiento y/o diarrea etc).

Si por el contrario esta microbiota aumentada produce toxinas u otras sustancias inflamatorias estas dañarán la zona de la mucosa intestinal por dónde absorbemos los nutrientes, causando inflamación en el intestino y malabsorción, aumentando el riesgo de déficits nutricionales o intolerancias alimentarias.

Y, por último, si no se diagnostica y se trata a tiempo, y esta situación se cronifica, pueden llegar a romperse las uniones entre las células intestinales, apareciendo permeabilidad intestinal (intestino agujereado) ante lo cual, el contenido del intestino puede entrar en contacto con el sistema inmunitario y causar inflamación sistémica, aumentando la probabilidad de aparición de enfermedades autoinmunes.

Pero ¿qué causa el SIBO? Hay varias causas, pero las más comunes suelen ser, en primer lugar, cuando la válvula que separa el intestino grueso del delgado queda abierta (por cirugías, estrés, enfermedades inflamatorias intestinales etc.) es más probable que aparezca un SIBO por migración de bacterias del colon hacia el intestino delgado.

En segundo lugar, cuando también está relacionado con cirugías intestinales, radioterapia abdominal, presencia de diverticulosis etc. Se produce una alteración del intestino delgado en la que se forma una bolsa o asa en la que los alimentos se estancan siendo un lugar ideal para que las bacterias proliferen.

Y, finalmente, cuando por alguna razón, la cantidad o función del ácido gástrico, bilis y/o enzimas digestivas se ven disminuidos, ya que éstos tienen propiedades bacteriostáticas, impidiendo a las bacterias colónicas que lleguen al estómago e intestino.

De modo que, si sientes varias molestias digestivas sin aparente relación entre ellas o en relación a cambios en el ritmo de vida, no lo dejes pasar, no lo normalices y consulta a tu médico.