Xandra  Romero
Nutricionista
SALUD

Publicitar comida basura: ¿qué hay detrás?

Hace unas semanas se volvía viral la polémica alimentaria en torno a una joven y conocidísima cantante que ha tenido a bien aceptar la propuesta publicitaria de la franquicia de restaurantes de comida rápida estadounidense McDonald´s.

En sí, no es que Aitana haya sido únicamente la imagen de la marca, si no que ha anunciado su propio menú dentro de la franquicia: es el rebautizado como McAitana, que consta de una hamburguesa con extra de queso, patatas con mucho ketchup, McNuggets con barbacoa y un mini helado McFlurry de Oreo.

A priori, puede parecer una colaboración publicitaria más, sin embargo, las redes se han revolucionado entre sus seguidores y los detractores de este gesto, que no ven con buenos ojos que un ídolo de adolescentes como lo es Aitana promocione un menú que supera las 1.690 kilocalorías sin contar la bebida. Las críticas se centran en que este menú sería un claro ejemplo de mala alimentación (la cantidad de calorías llega casi a la media recomendada para un adulto, sobre las 2.100-2.300 kilocalorías).

Ante este aluvión de críticas, la cantante solo ha atinado a decir que «ha escogido colaborar con McDonald’s porque suele necesitar mucha energía por el ritmo de vida que lleva». Los internautas la acusan de fomentar la comida basura, y otros disparan poniendo en duda que, alguien como Aitana, realmente coma el tipo de alimentos que anuncia. Y es que este es el problema principal de esta campaña: el mensaje que lanza y lo que insinúa.

Y sí, también es un problema que anuncie un menú de este calibre alegando que ella lo toma porque necesita mucha energía. Estoy convencida de que Aitana sabe que la energía que necesitamos para hacer todas las funciones fisiológicas y todo el trabajo útil la podemos lograr de alimentos con una cierta densidad energética, pero de una elevada calidad nutricional, no como su “McAitana”. No me imagino yo a un ciclista como Mikel Landa tomándose alimentos de este tipo para enfrentarse a una carrera.

Pero el foco para mí es otro: el mensaje en el subconsciente que, seguro, queda grabado en las jóvenes seguidoras de la cantante. Y es que, cuando Aitana Ocaña, una chica joven con una imagen corporal normativa, estandarte perfecto del cuerpo socialmente valorado, te dice a ti, adolescente de 15 o 16 años, que te comas su menú de 1.600 kcal, las calorías, son lo de menos.

Sabemos que la adolescencia es la etapa considerada de mayor vulnerabilidad hacia la apariencia física, pues es cuando se desarrolla el sentido de identidad. En este contexto, la internalización de estos estándares de belleza basados en modelos pro delgadez es un factor de riesgo para el desarrollo de alteraciones de la imagen corporal, que puede recaer en una insatisfacción corporal que ocurre si un individuo interioriza el cuerpo ideal, el determinado culturalmente y, por comparación social, concluye que su cuerpo discrepa de ese ideal.

Aquí recae la importancia del mensaje contradictorio de Aitana: la exigencia de lograr un cuerpo perfecto mediada a través de la comida basura.