Iker Fidalgo
Crítico de arte
PANORAMIKA

El lugar del arte

El arte se desarrolla dentro de un entramado complejo en el que se relacionan diferentes capas. La faceta cuya resonancia es siempre mayor es aquella que se refiere a las grandes cifras pagadas por obras cuyo lenguaje se hace difícil para el gran público. Esto suele provocar una oleada de noticias y opiniones en las que se acaba por contribuir a la ridiculización del tópico del arte y al mantenimiento de la imagen del artista como un ser excéntrico tocado por la varita mágica de la genialidad. Sin embargo, el arte tiene presencia en varias facetas de la sociedad y sus engranajes articulan múltiples mecanismos.

El propio sistema legitima aquellos nombres que forman parte de nuestro panorama cultural y da a conocer obras y trayectorias que se acercan a determinados intereses. En otro sentido, el sistema del arte es también un espacio que sirve para el turismo y la creación de marcas-ciudad. A través de centros de arte contemporáneo de espectacular factura arquitectónica y de diversas modalidades de ferias y eventos varios, se consigue que el arte contemporáneo funcione casi como un sello de calidad para nuestra oferta de ocio. Podríamos hablar también de la educación universitaria, la política de másteres y doctorados o la red de centros públicos que ofertan residencias artísticas, así como los sistemas de ayudas y subvenciones.

Sin olvidar los centros privados, fundaciones y galerías o todo el ecosistema de proyectos basados en movimientos autogestionados en relación con comunidades y/o barrios. El sistema del arte es por tanto un armario enorme lleno de cajones. Pareciera que nunca llegaran a cruzarse pero a veces su contenido es capaz de habitar diferentes lugares al mismo tiempo, poniendo en relación espacios que nada tienen que ver entre sí. Conviene entonces tener presente la existencia de esta estructura y ser así capaces de entender con una mirada crítica aquel contenido que se nos ofrece.

La sala de exposiciones de la Fundación Vital de Gasteiz inauguró el pasado diciembre y hasta el 30 de marzo una exposición titulada “Bost más Bost”. Una muestra colectiva por 10 artistas procedentes de diferentes disciplinas y generaciones que ponen en común sus trabajos en la sala situada en la Calle Postas. Forman el elenco los escultores Koldobika Jauregi, Víctor Arrizabalaga, Iñaki Olazabal, Mikel Lertxundi, Iñigo Arregi, junto a la fotógrafa Nerea Moreno, la graffitera Eva Mena, las músicas Maika Gómez y Sara Gómez, y la pintora Maite Sainz. Una vez en sala la apuesta comisarial comienza a confundir nuestra percepción. Lo que parecía una exposición colectiva que ponía en diálogo diferentes piezas, es en realidad una división de espacios en las que cada uno de los escultores es presentado con un retrato, un texto introductorio y una muestra de su trabajo. Una desconexión entre el contenido por lo que cuesta entretejer relaciones entre sus modos de hacer y diálogos entre las piezas que se disponen en la galería. Por otro lado, el resto de artistas participantes tiene un lugar mucho más pequeño, relegadas a un plano cuyo protagonismo se reduce a apenas unos metros de espacio y a una breve explicación de su trayectoria. Trabajos que duramente encuentran compañía acaban por verse deslavazados y faltos de contexto. La sensación es la de estar ante una exposición de escultores vascos cuyo trabajo bien merece una muestra pero a la que se ha querido aportar una paridad de género que no hace más que acentuar esta barrera, pues todas las artistas son presentadas a modo de comparsa y sin ningún tipo de mecanismo que sea capaz de hilvanar los diferentes discursos que ahí se dan.

La carencia que quería ser paliada acaba siendo acentuada y pone al descubierto unos mimbres que dejan claro que aún queda mucho camino por hacer para poner en valor el trabajo de muchas mujeres artistas. Queda entonces la oportunidad de acercarnos a ver de cerca algunas de las obras más relevantes de esta generación de escultores y a conocer algunos nombres que debemos tener en cuenta. Pues a pesar de una apuesta fallida, las obras son capaces de hablar por sí mismas y de dejarnos un buen sabor de boca.

Sin movernos de Gasteiz, el espacio Zas Kultur entra en la recta final de la exposición del certamen Gazte Klik Klak dedicado a la fotografía y al vídeo para jóvenes. Hasta el día 22 de enero podrán verse las obras ganadoras de Laura García Montero, Ania Río Taracido, Patricia Rodríguez García y José Martínez Sanjurjo junto con el resto de nombres seleccionados para la muestra.