BERTA GARCIA
CONSUMO

Cesta de lacompra reducida

Tras conocerse las medidas del Gobierno francés para abaratar la cesta de la compra y luchar contra la inflación, sorprende la rapidez con la que una de nuestras empresas distribuidoras de alimentación, con proyección estatal, ha reaccionado tomando la iniciativa de ofrecer cientos de productos básicos sensiblemente abaratados.

La incontrolable inflación, con la subida de los precios, nos ha puesto en la tesitura de rebajar la cantidad y calidad de los alimentos que llevamos a casa porque no hay forma de llegar a fin de mes. Y es que las medidas gubernamentales han resultado ineficaces para meter en vereda a las grandes distribuidoras que, lejos de frenar, han encarecido aún más la cesta de la compra, alcanzando ya la cifra del 16,7% en el mes de febrero (datos INE).

Así las cosas, el presidente francés Emmanuel Macron y su Gobierno han pasado a asumir activamente el papel de vigilante del mercado comprometiendo a las grandes superficies a cumplir con varias medidas, dotándoles incluso de un sello expedido por la República francesa. Mientras que por estos lares las voces patronales y de la oposición siguen hablando de incurrir en lesas inconstitucionalidades si profanan la libertad de mercado. Sin embargo, no dicen cómo lo están pasando varios millones de bocas que también tienen derechos constitucionales primordiales.

Cadena alimentaria. Para cuando lean este artículo, la iniciativa de Eroski estará en activo desde el 20 de este mes y ojalá se produzca el efecto contagio porque, con independencia de si hay o no intenciones “oportunistas”, la iniciativa tiene su miga y puede que vaya en la línea cooperativista fundacional.

De cualquier forma, lo que sí parece claro es la necesidad urgente de ir al núcleo del asunto en lo tocante a la cadena alimentaria y que se ofrezcan soluciones a largo plazo y no parches (aunque estos vengan bien temporalmente). La cadena de valor añadido del producto desde la cuna a la mesa es un auténtico despropósito y, como siempre, los dos extremos perdedores son los que se “tocan”. Es decir, los y las productoras y las personas consumidoras.