Xandra  Romero
Nutricionista
OSASUNA

Frutos secos para bajar de peso

Los frutos secos han pasado, en pocos años, de ser los malos de la película a héroes, y es que durante varias décadas se han investigado los beneficios para la salud de su consumo, lo que ha dado como resultado una gran cantidad de evidencias de que los frutos secos, algunos más que otros, pueden reducir el riesgo de enfermedades crónicas, además de otras muchas cosas buenas.

Gracias a los muchos estudios sobre estos alimentos, sabemos que los frutos secos son buenas fuentes de muchos nutrientes y antioxidantes, pero también son ricos en energía (kilocalorías), y es por ello que algunas personas todavía restringen su consumo, al considerarlos alimentos con un alto contenido en grasas y, por tanto, alimentos cuasi prohibidos si uno está tratando de lidiar con su peso corporal.

En honor a la verdad, si uno repasa la tabla nutricional de un paquete de frutos secos crudos, corroborará que poseen la no despreciable cifra de alrededor de 600 kilocalorías por cada 100 gramos. Si echamos una cuenta rápida, esto puede suponer que, si nos comemos el paquete entero, algo bastante sencillo cuando uno se pone a ello, estaríamos ingiriendo aproximadamente 1.000 kilocalorías.

Pero, ¡que no cunda el pánico!, ya que desde hace años sabemos, porque la evidencia científica es aplastante al respecto, que, a pesar del alto contenido en energía de los frutos secos, su consumo no se ha asociado con el aumento de peso en investigaciones epidemiológicas y clínicas.

Y es que, por ejemplo, y por citar uno de ellos, uno de los primeros meta-análisis sobre la relación de este alimento con el sobrepeso y la obesidad, en el año 2013, una investigación que fue publicada en la prestigiosa “American Journal of Clinical Nutrition” titulada “Nut intake and adiposity: meta-analysis of clinical trials”, que se puede traducir como “Ingesta de frutos secos y adiposidad: meta-análisis de ensayos clínicos”, concluía que el consumo de frutos secos no provoca sobrepeso ni acumulación de grasa corporal.

Pero en estos diez años han venido muchos más que corroboran lo mismo e incluso indican que un mayor consumo de frutos secos no provoca un mayor aumento de peso; más bien, algunos frutos secos pueden ser beneficiosos para controlar el peso y prevenir el aumento del mismo a largo plazo.

Las razones parecen estar relacionadas con la matriz alimentaria (o sea, el formato en el que los comemos), su impacto en la digestibilidad y el papel de los frutos secos en la regulación del apetito. Y en este sentido se han propuesto un efecto de saciedad, una disminución de la sensación de hambre en las siguientes comidas, lo que conduciría a fuertes respuestas dietéticas compensatorias, un posible incremento en el gasto energético en reposo y un aumento de la oxidación de grasas, como los mecanismos de los frutos secos contra la obesidad.

Y esto explica por qué, como hemos dejado claro tantas veces en esta sección, 1 kilocaloría fuera del cuerpo no equivale necesariamente a 1 kilocaloría dentro del organismo o, mejor dicho, como la utiliza y se comporta el organismo. Y que esto depende del individuo, de la calidad del alimento, de la matriz, de la utilización de los distintos sistemas corporales y un sinfín de etcéteras que dejan a su vez patente lo absurdo de intentar controlar las entradas y salidas de kilocalorías.