Entrevista
Jon Lasa
Arquitecto naval

«Se puede mantener la esencia y mejorar»

¿Qué tal se lleva el remo con las nuevas tecnologías? ¿Hay sitio para la inteligencia artificial en la Bandera de La Concha? Se lo preguntamos, entre otras cosas, a Jon Lasa. Este arquitecto naval es de Orio, fue remero hasta los 18 años y apasionado del mar desde siempre, tanto que es en un velero donde más disfruta y consigue desconectar.

 

Fotografías: Jon Urbe
Fotografías: Jon Urbe (FOKU)

Establecer una cita con Jon Lasa es una tarea no apta para impacientes. Es una persona muy ocupada que admite sonriente que «ahora mismo, el trabajo es lo primero». Así que mientras trabaja, que es casi siempre, está centrado completamente en lo que hace. Asegura riendo que recibe entre 40 y 50 emails diarios -casi tantos como algunos periodistas-, entre ellos los nuestros cuando por fin se decide a contestar.

Quedamos en Branka Solutions, la empresa que desde hace 8 años y medio le absorbe todo su tiempo y en la que se dedican a la ingeniería y fabricación en composites con distintas aplicaciones o a cosas tan complicadas como la robótica marina. En un pabellón, ubicado en el polígono industrial Ubegun de Aia-Orio, te puedes encontrar desde la sala de control de un barco -en la que el patrón podría supervisar todo lo que ocurre por control remoto y a través de cámaras- a curiosos accesorios relacionados con el remo que para el director gerente de Branka constituyen más que un negocio una diversión. Hay toleteras, esas piezas de madera que se colocan al borde de las embarcaciones de remo en la que se encaja el tolete; un dispositivo de banco móvil con el que se puede cambiar solo la pala en lugar de todo el remo... y otros elementos que, de momento, no se han comercializado aunque podrían hacerlo. Sí han llegado a poner una de sus traineras en la Bandera de La Concha, la que utilizaron las chicas de Hibaika en la edición de 2016. Jon Lasa nos lo cuenta mientras posa en su molde de trainera.

«En el remo cuesta mucho cambiar las cosas, se tiene miedo a innovar», afirma en plena sesión fotográfica. No se considera un forofo de pro, ni le gusta que se diga «amén a todo», ni que todo gire en torno a los resultados. «Hay miedo a perder el status, a decir la verdad. Yo tengo un recuerdo de cuando remaba más natural, sin rencores, ni doble fondo. Me gusta lo bonito del remo, el resto...». También es partidario de la innovación en otros aspectos. La telemetría contribuiría a enriquecer el espectáculo. «Es como en la Fórmula Uno, ahora el espectador tiene muchos más datos»

Siendo de Orio parece que en su pueblo nacen con un remo debajo del brazo o al menos esa es la impresión. ¿Es aficionado desde siempre? Sí, en Orio el remo es algo que llevamos dentro desde pequeños y aparte de afición es en muchos casos pasión. Es parte del carácter de los oriotarras y está muy arraigado en todas las familias. Desde pequeño vas a las regatas importantes con tu familia vestido de amarillo y por ejemplo los días de la regata de la Kontxa en el pueblo se vive una vibración especial, la gente está nerviosa y sientes como un cosquilleo dentro de ti que te dice que es un día especial. Da igual que lo hayas vivido por muchos años, siempre vuelven las mariposas.

Ha sido remero. ¿Cómo empezó? Solamente remé de los 14 a los 18 años. Luego me fui a estudiar fuera y no pude seguir, pero costó quitarse “el mono” del remo. De pequeños siempre andábamos “ur-izkiñan” entre botes a remo y cualquier tipo de embarcación en la ría y andábamos jugando con algún bote viejo que nos dejaban. Ya con 14 años me animé a empezar en el club con unos amigos y la verdad es que fueron unos años maravillosos. Disfrutaba mucho remando y además tuvimos la suerte de que nos acompañaban los resultados y era una gozada entrenar. El remo tiene algo especial que engancha, el deslizamiento, el sonido, la fuerza, la técnica, el ritmo, el equipo, la eficiencia, la estética, la naturaleza… es como una droga que no te suelta, algo con lo que me sentía muy identificado.

Háblenos de su trayectoria deportiva. En los cuatro años que estuve remando destacaría dos medallas de oro en Campeonatos de España de bateles (cadete y juvenil) y un subcampeonato en el cuatro con timonel. Luego remé un año también en Inglaterra en banco móvil, en el equipo de la universidad pero con una dedicación mucho menor. Es una pasada el nivel que hay en Reino Unido a nivel universitario, y nosotros no éramos nada del otro mundo. Siempre me quedará la espina de no remar más años como sénior, todavía tengo muy presente la sensación de cuando un bote va fluido y entras en otro universo interior.

La Bandera de La Concha es la regata de traineras más importante del Cantábrico. Orio, domina su clasificación histórica, y remeros del pueblo como José Luis Korta o Batista Oliden acaparan los récords individuales. ¿Cómo la recuerda? Bueno, en general tengo muchos recuerdos de cuando era pequeño y de la Kontxa, historias antiguas que te cuentan en la familia, la verdad es que no destacaría ninguna en concreto porque no acabaríamos nunca. La década de los 90 fue muy exitosa para Orio con Korta de entrenador y fue la chispa que encendió mis ganas de competir. “Los de Ortzaika” siempre han sido muy independientes y auténticos, y eso les ha llevado a explorar e innovar con más valentía, diría que Korta es probablemente “el último Mohicano”. Me gustaría poner en valor estas facetas más arriesgadas y puras que no siempre tienen la aceptación que se merecen en el remo.

Se graduó en la Universidad de Southampton en Arquitectura naval en 2009. ¿Por qué se decantó por esta profesión? La Arquitectura naval es una especialidad de la Ingeniería naval y en el mundo anglosajón e internacional se denomina “naval architect” a lo que aquí conocemos como ingeniero naval. La verdad es que siempre he estado muy conectado con el mundo naval y con el mar, desde pequeño me interesaban mucho los barcos y me hacía a mí mismo un montón de preguntas sobre la física que los gobierna, la dinámica de fluidos o la eficiencia de diferentes formas de cascos… No sé cuantas balsas e inventos habré construido de pequeño, y alguna escapada que otra ya hicimos… Desde pequeño también he tenido la oportunidad de navegar sobre todo a vela y soy una persona llena de curiosidad por entender el porqué de las cosas a nivel científico-técnico y a la vez me atrae mucho crear nuevas soluciones, formas o estructuras con las que poder mejorar las cosas.

Y, además, emprendedor porque con 39 años tiene su propia empresa. Después de acabar la carrera estuve trabajando algo más de 4 años en Astilleros Balenciaga pero veía que estaba muy encorsetado y yo tenía otras inquietudes que no podía satisfacer en ese entorno. Detecté que podía haber un nicho muy interesante en torno a ciertas técnicas de fabricación en composites (materiales compuestos) y en 2015 me lancé a fundar Branka con unos compañeros que conocí en un proyecto. Acabaremos este año con 10 empleados y tenemos previsto crecer hasta 15 personas en 2024.

Tenemos dos líneas de negocio; la primera de ingeniería y fabricación en composites para aplicaciones como robótica industrial, energía o aeronáutica, y la segunda donde diseñamos, construimos, integramos y también operamos soluciones de robótica marina, más concretamente embarcaciones no tripuladas que controlamos remotamente desde nuestros propios centros de control para aplicaciones como oceanografía, energía offshore, salvamento o vigilancia.

Branka también ha cofundado una nueva empresa, Izpitek Solar, junto con Tecnalia y otros socios, que se centra en el diseño, fabricación y comercialización de soluciones fotovoltaicas basadas en una tecnología propietaria que durante los últimos años hemos co-desarrollado conjuntamente con Tecnalia.

Propietario, jefe y currela. ¿Cómo se lleva eso? Pues se lleva muy bien. No me gusta eso de jefe, somos un equipo donde todo el mundo aporta su parte y la mía a día de hoy es la de organizar y facilitar que la máquina funcione bien. Emprender parece muy bonito pero la implicación y sacrificio que supone es algo que no siempre es visible. Yo llevo estos más de 8 años trabajando más de 12 horas al día para sacar el proyecto adelante y poniendo toda la carne en el asador. Los comienzos no son fáciles pero ahora somos un gran equipo con mucha proyección. Es importante que el propietario de una empresa sea el primero que da el callo cuando hay que darlo y que sepa lo que cuestan las cosas desde la primera fila del frente. Un buen líder necesita hacer el camino, conocer el camino y mostrar el camino.

En su página web explican que basan su modelo en el desarrollo de soluciones tecnológicas derivadas de una intensa actividad investigadora en materiales, procesos y sistemas. ¿Se podría aplicar al remo? Sí, así es, somos muy intensivos en I+D y eso nos ha llevado a estar donde estamos en otros mercados. Si nos centramos en el remo de banco fijo, el reglamento actual limita mucho la introducción de nuevos diseños en cuanto a formas y la verdad es que a nivel de materiales y técnicas constructivas el material de competición está tecnológicamente bastante avanzado. Existe también el problema del dinero que como sabemos no es muy abundante en el remo y al final hay que hacer cosas que tengan un sentido.

El mundo del remo, tan tradicional, ya ha ido incorporando nuevos elementos tecnológicos que incluso han influido en sus particularidades. Por ejemplo, el GPS. La tecnología suele llegar para quedarse. ¿Ha habido más novedades últimamente? A nivel de sistemas de medición, acelerometría, etc. creo que hay mucho camino por recorrer y que tarde o temprano acabará entrando cada vez más. Es un entorno de medición muy complejo por su naturaleza y eso hace que la interpretación de muchos datos que se puedan obtener a día de hoy no sean del todo precisos, pero eso no quiere decir que no estén ahí y que no se pueda tener una visión más objetiva en ciertos campos. Sobre todo veo imprescindible el desarrollo de tecnología para disponer de datos críticos fiables en tiempo real. El estudio de los parámetros como los de la dinámica de acción-reacción de las inercias en la fase de recuperación de la palada son muy interesantes y el efecto en el rendimiento es medible a día de hoy. En Branka tenemos algunas iniciativas interesantes en este campo pero volvemos a lo mismo de antes, el nicho de mercado es tan pequeño que no es rentable.

También afirman que «la mejor manera de predecir el futuro es crearlo», ¿cómo podría ser el remo del futuro? Por una parte está la parte regulatoria que, como comentábamos antes, restringe mucho la incorporación de cambios radicales en algunos aspectos pero por ejemplo la parte de sensórica y datos en tiempo real creo que podría ser beneficiosa para el espectáculo, para la comprensión técnica y para reforzar el producto televisivo que al final es de donde tira el remo de banco fijo. Soy consciente de que no todo el mundo está a favor de estas novedades pero creo que se puede mantener la esencia y mejorar el espectáculo.

En 2019, la trainera “Basque Country”, diseñada por usted y fabricada en Tknika, se utilizó para batir el récord del lago Ness en un proyecto llamado “Orio” con remos prestados por el club agilutxo. Fue una experiencia enriquecedora en muchos ámbitos. Al final, más que un récord, que era fácilmente batible incluso con remeros no preparados, era ver y ser partícipe del entusiasmo y brillo en los ojos que tenía el equipo, en especial Jock Wishart, que fue el que impulsó esa y otras gestas con una trainera que para ellos era ¡lo más exótico del mundo! También remaron en el Támesis contra embarcaciones internacionales de todo tipo. Es curioso ver por ejemplo que cambiaron ciertos aspectos técnicos como poner al proel remando en “scull” (un remo en cada mano) porque les parecía más compensado… En fin, siempre está bien ver diferentes puntos de vista y disfrutar con gente que disfruta del remo con pasión.

Pero después ha construido prototipos de barcos, pero no traineras. ¿No hay alternativa a las de fibra de carbono del astillero de Amilibia? En Branka hemos construido y vendido cinco traineras pero como decía es un mercado muy pequeño y muy poco rentable. Lo hemos hecho más por pasión que por otra cosa. Al final, el remo es menos del 2% de los ingresos de Branka. A día de hoy Amilibia es el que construye la práctica totalidad de las traineras. Nosotros siempre seguimos dándole a la cabeza y estamos en constante evolución en cuanto a diseños, pero otra cosa es si es rentable ejecutarlos.

Se ha hablado de la madera como material ideal. La madera es un material muy noble que es una analogía del composite en forma natural, muy eficiente e interesante pero comparado con la fibra de carbono con epoxi se queda muy atrás en cuanto a rendimiento mecánico. Un punto a su favor es por ejemplo que es biodegradable y el composite sintético es todo lo contrario. En Branka estamos muy concienciados con la sostenibilidad y aplicamos la madera en ciertos procesos como los modelos o algunos moldes pero para la construcción naval de alto rendimiento está muy superado.

También han realizado prototipos de remos. Algo hemos salseado pero no merece la pena. Los fabricantes de remos son empresas internacionales altamente automatizadas e industrializadas que fabrican miles de unidades al año y no es posible competir ni en precio ni en calidad sin una inversión fuerte que no sería rentable. Pero como somos salseros probamos de todo cuando tenemos tiempo libre, ¡qué no es mucho!

La denominada “piel de tiburón” causó cierta polémica el pasado año. Esos vinilos que se adhieren al casco de las traineras y dicen que disminuyen su resistencia al agua para ganar en velocidad ¿podrían considerarse dopaje tecnológico o un avance? En general estoy en pro de los avances tecnológicos y es un campo muy interesante. Lo que ocurre es que esta medida en concreto estaba en el límite o infringía el reglamento de competición y se generó mucho ruido alrededor. Al final, el remo siempre ha tenido y tendrá gente de los dos bandos. En Branka estamos acostumbrados a iterar muy rápidamente nuestras tecnologías y productos y ser muy creativos a nivel I+D porque es la única manera de estar en la vanguardia y competir en los mercados tan exigentes que trabajamos pero el remo es otro mundo. Por una parte es comprensible porque la financiación de los clubes es muy limitada en la mayoría de los casos y siempre hay gente que prefiere conservar más la tradición, etc.

Patxi León, exremero de la Erreka y docente en la Universidad de Deusto, asegura que el alto índice de lesiones de hombro de las mujeres se debe a que reman en una embarcación que quizás no está diseñada para ellas. Sí, estoy de acuerdo, pero volvemos a lo mismo. Si cambiara el reglamento de las medidas de las traineras para mujeres, ¿todos los clubes estarían de acuerdo en comprar nuevas traineras para poder competir en igualdad de condiciones con el resto? Ahí lo dejo.

En todo caso, ¿cuál sería la trainera perfecta? No existe la trainera perfecta porque se necesitaría una diferente para cada condición de regata, y aún así, siempre hay un hueco para nuevas soluciones. Es un reto constante que precisamente es lo que hace bonito el cuestionarse y descubrir las cosas.

¿Hay sitio para la inteligencia artificial en La Concha? La inteligencia artificial necesita nutrirse de un montón de datos para poder aportar. Si no existe una base de datos, poco puede hacer pero en un futuro vendrá. Cuantos más datos mejor.